Nimes es una ciudad con un gran patrimonio artístico que atrae a muchos turistas a lo largo del año. No sólo cuenta con sus grandes monumentos urbanos, en pleno centro de la ciudad, sino que también posee el acueducto romano del Pont du Gard, situado junto al pueblo de Remoulins, a menos de 20 kilómetros.
A pesar de esa gran cantidad de monumentos, Nimes no posee unas instalaciones hoteleras de gran tamaño. Cuenta, en la zona sur de la ciudad, en torno a la gran circunvalación de la ciudad, la Avenida Salvador Allende, con los sempiternos, pero útiles y económicos hoteles de las grandes cadenas hoteleras internacionales. Los hay de diversos precios y calidades. Su principal problema es que se encuentran alejados del centro de Nimes, por lo que hacen necesario viajar con vehículo propia o alquilado y Nimes no se caracteriza por la fluidez de su tráfico ni por la abundancia de plazas de aparcamiento. La ventaja es que estos hoteles se sitúan muy cerca de los accesos a la autopista.
De un estilo diferente son los hoteles que se encuentran en la avenida que une la estación de tren con la plaza donde se encuentra el anfiteatro, las Arenes de Nimes y que da comienzo al casco antiguo de la ciudad. En dicho barrio, con sus calles restauradas y su comercios variados hay pequeños hoteles con bastante encanto pero que hay que descubrir y donde es necesario separar la paja del grano.
Fuera de la ciudad, sobre todo en las pueblecitos que rodean el acueducto romano del Pont du Gard encontramos pequeños hoteles con mucho encanto, que van desde los beds and breakfast (gîtes) hasta los equivalentes a pequeños paradores como el Relais Chateaux de Castillon du Gard, o los bellos hoteles de la ciudad medieval de Uzès.
Durantes las Ferias, las fiestas de la ciudad, es complicado encontrar habitación si viaja en esa época, entre finales de mayo y principios de junio, reserve con antelación.
