Córcega

La preciosa playa de Palombaggia, cerca de Porto Vecchio, una muestra de la belleza del litoral corso.
La preciosa playa de Palombaggia, cerca de Porto Vecchio, una muestra de la belleza del litoral corso.

Córcega es también llamada la Isla de la Belleza, l’île de la Beauté. La isla francesa ocupa  casi 8.700 km2 lo que la hace la mayor isla de Francia.

La isla forma la región del mismo nombre y se divide en dos departamentos, Haute-Corse y Corse du Sud. Un poco más de 300.000 habitantes viven en Córcega y su capital es Ajaccio.

De forma alargada y estrecha se extiende durante 182 kilómetros de norte a sur. En su interior montañoso dominan los relieves abruptos y bellos. Un clima mediterráneo seco que atrae hacia sus playas a miles de turistas.

El interior, seco y con relieves agudos no es tan interesante para los turistas, ni para los corsos, ya que la población se concentra en la costa, donde se encuentran las mayores ciudades, Bastia, Ajaccio, Bonifacio, Calvi y Porto Vecchio.

Córcega, se sitúa 170 km al sureste de la Costa Azul, es la envidia geológica de las demás islas del Mediterráneo. Además de ser una mina de oro para los amantes del excursionismo, ofrece paisajes fotogénicos: desde cordilleras montañosas con rápidos torrentes hasta larguísimas playas de arena fina. Su cercanía a Cerdeña, visible desde la parte sur-, y la Toscana, a 90 kilómetros) hacen que el viaje se convierta en internacional de manera facilísima.

Mapa de Córcega a dos pasos de Marsella y la Costa Azul, a medio de Cerdeña y la Toscana.
Mapa de Córcega a dos pasos de Marsella y la Costa Azul, a medio de Cerdeña y la Toscana.

En Córcega, la cocina y el estilo de vida isleños despiden un aroma de acogedora cortesía. Eso sí, como en toda isla, los isleños tienen sus particularismos. A esto hay que añadir los problemas políticos y el terrorismo de los años 90 y 2000. Una compleja mezcla de nacionalismo regional combinada su utilización por la mafia local, un boom inmobiliario que ha beneficiado sólo a algunos y ha destruido parte del litoral, y la falta de inversión estatal en Córcega han ralentizado el crecimiento, favoreciendo la emigración hacia el continente y provocando estallidos de violencia terrorista. Por suerte la situación desde hace algunos años es tranquila y los corsos y el resto de los franceses se dedican a mejorar la economía de la isla y evitar los desmanes de un sector inmobiliario.

Con todo la isla conserva, junto a Cerdeña y  Sicilia una gran parte de su geografía en perfecto estado, lo que hace de las tres islas mediterráneas destinos ideales para los viajeros que desean huir de las aglomeraciones.

Un poco de historia

Córcega como todas las islas del Mediterráneo ha sido poblada, invadida, ocupada, cedida, devuelta, reconquistada, abandonada, vendida, etc.. desde la antigüedad. Fenicios, cartagineses, griegos y romanos se interesaron en diversa medida por la isla desde la antigüedad, mezclándose o invadiendo a las gentes que la había poblado con anterioridad. Después vendrían los Vándalos, los bizantinos, francos, el Papado, y la breve conquista árabe.

A partir del siglo XI el Papado cede la isla a Pisa que pronto será substituida por Génova. El dominio genovés se extiende sobre todo por la costa, el interior abrupto, árido no tenía interés. Dado que la agricultura única ha sido una actividad rentable, ni siquiera factible, la sociedad corsa que se irá progresivamente desarrollando dará mucha importancia a la familia extensa al clan, lo que configurará una sociedad isleña dura y en constante conflicto clánico por el control de los recursos escasos (alimentos, agua, tierra, etc…).

Génova conserva la isla hasta 1300. El siglo XIV y XV son de dominio aragonés, época de su expansión mediterránea. La unión de Aragón y Castilla que dará nacimiento a la Corona de España y la decadencia mediterránea de Aragón devuelven el control de las grandes islas a Génova. En 1500 y 1730 la isla es controlada por Génova con períodos de dominio francés.

Los problemas económicos y sociales de la isla durante el XVIII provocan una revuelta que llevará a una declaración de independencia por lo que entre 1730 y 1769 Córcega será más o menos independiente. Pascal Paoli, un ilustrado que fue conocido y respetado en Europa, dirigirá un Estado sobre el que Rousseau escribió un proyecto de constitución para la isla a la que consideraba modelo de democracia.

Las dificultades de un ilustrado como Paoli para instaurar un régimen democrático en una isla clánica y sin ninguna estructura estatal, provocará en parte el fracaso de sus tentativa. Así en 1769 el ejercito real francés derrota en la última y decisiva batalla a Paoli. A partir de esa fecha Córcega forma parte de Francia. Justo en ese año nace Napoleón Bonaparte, un personaje que forjará la Francia contemporánea, la Francia republicana ¡con un Imperio!

Economía

Económicamente la isla vive sobre todo orientada hacia al turismo, francés en su mayoría. La agricultura se encuentra con problemas dada la baja productividad y la falta de marcas de calidad y denominaciones de origen. Cítricos, vino, excelentes quesos de cabra y oveja y buen aceite son los productos más importantes de la región, sin olvidar bebidas como la cerveza Pietra. Las posibilidades de  Córcega a veces se enfrentan a la oposición de grupúsculos nacionalistas, clánicos o semimafiosos que utilizan argumentos ecológicos, como en la oposición a la instalación de molinos de viento eólicos.

Gastronomía corsa

La gastronomía corsa es el ejemplo de la dieta mediterránea, sólo le falta el jamón. Sin embargo, Córcega posee una variedad de charcutería inmensa, con salchichones de mil variedades, coppa, etc…. El aceite de oliva corso es de gran calidad y cuesta encontrarlo fuera de la isla, por lo que si viajan a ella no duden en hacer buen acopio. El vino corso también es muy aceptable y los paladares ibéricos lo preferirán sin duda al Burdeos o Borgoña. Los cítricos con sus excelentes mandarinas, pomelos, naranjas y limones son muy apreciados también. Y que decir de los quesos corsos, también difíciles de encontrar fuera de Francia, el brocciu, el Niolo, el filetta, el bastelicaccia. Otras recetas de la isla son la polenta de castaña, las sardinas a la bastiaise, o el cabrito, que con la oveja forman la cabaña de Córcega. Y para terminar dulces de castaña, otros de origen ciertamente árabe y algunos de los diversos licores que se maceran en toda la isla. Como ven nada que envidiar al resto de Francia, a Italia o España.

Córcega para visitar

En la isla existen varios parques naturales de gran interés. El Parque Marino Internacional (parc marin International) el Parque natural de Córcega y las Relevas naturales de Scandola, Finocchiarola, Biguglia, Cerbicale, Bouches de Bonifacio. Las playas corsas se encuentran entre las más reputadas y la longitud de sus costas y, a pesar de todo, la baja urbanización de gran parte del litoral, permite encontrar siempre calas y playas aisladas y desiertas.

Atardecer en el pueblecito de Santa María Poggio, en la Costa Verde. El verano se disfruta en Córcega.
Atardecer en el pueblecito de Santa María Poggio, en la Costa Verde. El verano se disfruta en Córcega.

La ciudad portuaria de Ajaccio, lugar de nacimiento de Napoleón Bonaparte, es el punto de partida más concurrido para visitar esta isla. Aunque ha sido modernizada recientemente, esta ciudad francesa mediterránea, de colores pastel, sigue siendo el lugar perfecto para pasear, especialmente por las estrechas calles que recorren las partes más antiguas de la ciudad. Además de un gran número de monumentos y museos dedicados a la tradición napoleónica, también se puede visitar la Pointe de la Parata, un promontorio de granito negro famoso por sus puestas de sol; asimismo, merece la pena bañarse en las playas que se encuentran justo a la salida de la ciudad.

El escenario natural más famoso de la isla es Les Calanche, un espectacular paisaje montañoso de formaciones graníticas de distintas tonalidades. Cuando está despejado, se puede disfrutar de unas vistas imponentes, tanto del Mediterráneo como de las montañas norteñas. Por la zona, los excursionistas podrán disfrutar de una serie de rutas cortas pero desafiantes.

La Ciudadela de Bonifacio, en el extremo sur de Córcega, ocupa el lugar más alto de un largo y estrecho promontorio de acantilados de piedra caliza. La ciudad sufrió varios asedios durante la Edad Media y, gracias a sus callejones apiñados y los voladizos que canalizan el agua de la lluvia, aún conserva un ambiente medieval.

Calvi, que también se alza sobre su ciudadela, es una ciudad playera situada al noroeste de Córcega. La costa entre Calvi y la île Rousse, a 25 km en dirección norte, está salpicada por una serie de atractivas playas.

Los mejores meses para visitar Córcega son mayo y junio, cuando en la isla suele brillar el sol, las flores están en pleno apogeo y no está repleta de euro turistas. Las ciudades de la isla son accesibles mediante conexiones directas vía avión desde los aeropuertos más importantes del resto de Francia, así como desde otras ciudades europeas. Los enlaces por ferry son más económicos y los más usados ya que así se puede llevar nuestro vehículo. Otra posibilidad es alquilarlo en la isla.

Dada la importancia de Córcega hemos creado una página específica ampliando toda la información necesaria para realizar un viaje a la isla. Para entrar en la página pinche sobre la foto: