Borgoña es una región del centro de Francia con una rica y antigua historia pero que actualmente sólo es conocida por sus excelentes viñedos y por otros productos de la gastronomía como la mayonesa de Dijon.
Con una extensión de unos 31.000 km2 ocupa un territorio semejante a Cataluña. Hoy es una región poco poblada, (1.600.000 habitantes) que cede población joven con respecto a regiones muy atractivas y pujantes como Île de France o Ródano Alpes, con París y Lyon, los dos polos industriales y demográficos más importantes de Francia. En cambio, es una región cotizada por los jubilados de media Europa y Francia, junto al sur provenzal y mediterráneo.
Por todo ello es una región un tanto olvidada por las guías turísticas pero con innegable atractivo. Recuerden, rica historia, naturaleza preservada y relativamente salvaje, gastronomía para chuparse los dedos y vinos diversos y cotizados.
¡Por algo los jubilados escapan de las gigantes urbes y se instalan en la campiña borgoñona! Conozcamos mejor esta región que como toda Francia merece un alto en nuestro camino.
Una gran llanura en el centro de Europa y uno de los viñedos más famosos del mundo.
Borgoña es una llanura situada al noreste del Macizo Central, entre Auvernia, Centro, el Franco Condado, Ródano-Alpes y Champaña-Ardenas. Varios ríos, -Yonne, Saone, Loira-, cruzan el territorio entre ellos el Sena de cuya cuenca forman parte el departamento de Yonne. Cuatro departamentos forman Borgoña, Yonne, antes citado, Côte-d’Or, Saône-et-Loire y Nièvre.
Al norte y al este las llanuras de Centroeuropa se tuercen suavemente formando las cuenca del Rin. Hacia el sur pequeñas mesetas culminan en picos de poco más de 900 metros cerca de las ciudades de Autum y Chinon. Al Oeste de Auxerre, en torno a Chablis y en las faldas de los montes del centro y en las llanuras del sur se concentran los viñedos que tanta fama han dado y dan a Borgoña.
Los nombres de la denominaciones de origen son variados. Encontramos los excelentes blancos de Chablis, el Grand Auxerrois, Tonnerre, Joigny, Vézelay, Côte de Nuits, Hautes Côtes de Nuits, Châtillonnais, Côte de Beaune, Hautes Côtes de Beaune, Côte Chalonnaise, Couchois y Mâconnais. Tanto blancos como tintos o rosados, más secos o afrutados, sus sabores sutiles acompañarán la gastronomía borgoñona, sólida y apetecible.
Una larga historia entre Francia y Alemania.
Las llanuras de los que primero fue Burgundia y después el Ducado de Borgoña. Los burgundios uno de los múltiples grupos que invadieron el Imperio Romano decadente ocupo el territorio durante el siglo IV y V hasta ser derrotado por los francos en 534.
Los viñedos que ya comenzaban a reportar buenos beneficios y la agricultura consolidaron el poder de los monasterios católicos, algunos de los cuales llegaron a ser tan poderosos que Roma socavó su poder. Cluny centro del mundo cisterciense se haya en el departamento de Saône-et-Loire, pero también están Borgoña los monasterios de Vezelay y Citeaux (Cister). Desgraciadamente el Monasterio de Cluny fue destruido, pero la basílica de Vezelay, –hoy monumento del patrimonio mundial de la UNESCO– , muestra el esplendor del románico cisterciense.
Después el territorio fue dominado por los Duques de Borgoña, cuyo título pasó de los Valois a los Habsburgo en el siglo XV, cuando Maximiliano I y después Carlos I ya sólo controlarán el vecino Franco Condado, Luxemburgo y Flandes.
Tras la anexión definitiva a la corona de Francia por la paz de Cambrai en 1529, el territorio perderá buena parte de importancia económica y estratégica.
Ciudades románicas.
La época de apogeo de la Borgoña fue el medievo y los comienzos de la Edad moderna lo que, añadido a la relativa poca industrialización y al alejamiento de los frentes de las dos Guerras Mundiales, ha permitido mantener un gran patrimonio románico, gótico y medieval. Auxerre, Mâcon, Nevers, Dijon o Beaune destacan por sus monumentos, por sus barrios antiguos con casas donde las vigas son visibles (la celebre construcción en colombage) y por la presencia continua del agua. Ríos y canales unen mediante vías de agua todo el territorio, incluso con Alemania a través del Rin.
Dijon, antigua capital del Ducado de Borgoña es una ciudad media, – con 250.000 habitantes incluyendo la zona metropolitana-, es una bonita ciudad con muchos monumentos románicos y góticos y una política ecológica avanzada. Además, al estar conectada a la red de TGV de la compañía ferroviaria pública francesa (SNCF), hace que se pueda llegar en 1h y 40 m desde París y 3h y 30m desde Marsella.
Dijon también se encuentra en la encrucijada de varias denominaciones de origen de los vinos de Borgoña. La route des Grands Crus, permite conocer los viñedos y las bodegas de borgoñas.
Otras ciudades de interés son Beaume, a 60 Km. de Dijon marca otra gran zona vitivinícola; Macon, también a orillas del Saône, que destaca por su barrio románico y por el puente que cruza el río creando una panorámica excepcional; o Nevers y su puente sobre el Loira, con su casco histórico alrededor de la catedral de Saint-Cyr-Sainte Juliette.
De Vezèlay hablaremos en una página específica dedicada a este hermoso pueblo donde se encuentra la famosa basílica que forma parte del patrimonio mundial de la UNESCO. De hecho la basílica románica fue uno de los primeros monumentos en ser inscritos en dicha lista.
Los canales de Borgoña.
Una característica de las llanuras del norte y este de Francia es la abundancia de vías navegables que unen los múltiples ríos. Hoy en día estas autopistas del XIX que permitían comunicar el norte y el sur de Europa se han convertido en excelentes reclamos turísticos. Para aquellos viajeros que busquen experiencias diferentes, maneras distintas de recorrer el paisaje, de conocer pequeñas poblaciones y disfrutar de la naturaleza, los canales y las barcazas serán un mundo a descubrir.
De los viñedos a la calma de los templos románicos y a las vistas de ríos navegables y a los puentes que los cruzan: Borgoña ofrece mucho que descubrir.