Limousin

La región de Limousin ofrece naturaleza y cultural, parques naturales y cerámica de Limoges.

La región de Limousin o Lemosín es una de las menos conocidas de Francia. A pesar de ello cuenta con lugares de mucho interés y que finalmente la hacen más reconocible como es la ciudad de Limoges y la porcelana epónima.

Esa desventaja y el que las principales vía de comunicacion transcurran por las regiones cercanas de Aquitanía, Poitou-Charentes y Centro, hace que el Lemosín sea menos transitado, por lo tanto más tranquilo y agradable para quienes Naturaleza con mayúsculas. Pero no sólo hay naturaleza, encontraremos gastronomía exquisita, zonas para practicar deportes de riesgo, ciudades y pueblos para descubrir, obras de arte y museos, es decir un poco de todo lo que un viaje debe proporcionar.

Limousin es la segunda región francesa menos poblada tras Córcega, sólo 750.000 habitantes. También es una de las más pequeñas con 17.000 km2, un tamaño similar a Île-de-France.

Una región de naturaleza.

El Lemosín ocupa el reborde noroeste del Macizo Central, por lo que todo el este y centro de la región forman una meseta húmeda que varía entre los 600 y 1.000 metros. El resto de Limousin se compone de valles y zonas pantanosas separadas por pequeñas colinas llamadas los Montes de Limousin. La naturaleza destaca en el Lemusín, al contar con dos Parques Naturales Regionales. El primero, el de Perigord-Limousin al oeste de la región, compartido con el departamento de la Dordoña en Aquitania. Dentro de este parque se encuentra el embalse de la Monnerie y el Valle de la Vienne, especialmente destacables. El segundo, al este el Parque de Millevaches en Limousin. En su interior se encuentra el embalse de Coudet y la Reserva natural de Gioux. Otros lugares que merecen la pena ser visitados son la Turbera de Dauges y el Embalse de las landes.

Los bosques abundan en toda la región, siendo muy típico el castaño, lo que transforma a la castaña en uno de los ingredientes importantes de la gastronomía local. La pureza de las aguas y la abundancia de bosques y ríos ha permitido que la nutría, antaño común en la región haya comenzado a repoblar los ríos del Lemosín. Los siempre abundantes jabalíes, corzos, zorros y múltiples aves, entre ellas muchas rapaces, se encuentran con facilidad.

El clima es una mezcla de oceánico y continental, con inviernos duros y nivosos (la nieve se instala durante meses, en las zonas altas), y veranos calurosos. Ténganlo en cuenta para realizar sus visitas.

Las historia y las ciudades del Lemosín.

Desde el primer siglo Roma controla todo el occidente galo, con lo que la urbanización comienza a ser efectiva. Los primeros núcleos surgen como Brive-la-Gaillarde o Evaux-les-Bains. La agricultura se desarrolla hasta las invasiones bárbaras y la conquista por los visigodos. Más tarde serán los merovingios con Clovis los que ocuparan todo el oeste constituyendo el nuevo reino franco.

Rue de la Boucherie en Limoges, una animada calle de la capital con los edificios y su arquitectura en colombages. Foto de jeanpierreossorio.

El apogeo del Lemosín se produce entre el siglo XII y XIII coincidiendo con la importancia del peregrinaje a Santiago de Compostela. El famoso camino, como hoy, era fuente de dineros y turismo, y para bien del Limousin, éste se situaba en el ramal proveniente de París. En ese mismo siglo XII, toda Aquitania y el oeste franco pasan a formar parte del nuevo reino de Inglaterra cuya corona reposa en los Plantagenêts por su matrimonio Eleonor de Aquitania. El apogeo del Lemosín se acabará con la guerra de los 100 años, ya que la crisis económica derivada del conflicto empobrecerá a las grandes abadías que habían dominado la región, así como al campesinado dependiente.

Desde la Revolución la zona se recuperará con la instalación de ciertas industrias uniéndose a la tradicional industria de la porcelana que tanta fama ha dado a Limoges. A pesar de ser una región mayoritariamente rural, el movimiento obrero y socialista se implantó pronto y aún hoy es una región mayoritariamente de izquierdas, con una buena presencia de los ecologistas. La CGT, sindicato comunista se fundó en Limoges en 1895, ciudad donde ya se produjo una comuna como la de París en 1871, así como huelgas y disturbios en 1905.

Las dos únicas ciudades de Limousin son Limoges (250.000 habitantes incluyendo el área metropolitana) y Brive-la-Gaillarde (90.000 ídem), el resto no superan los 30.000 habitantes (Guéret, Tulle, Saint-Junien, no alcanzan los 15.000 habitantes), por lo que el ambiente urbano no nos perturbará en absoluto durante la visita. Esto no quiere decir que Limoges o los pueblos de Lemosín dejen de tener interés. Tal vez sea lo contrario, su tamaño humano nos permite en poco tiempo disfrutar de las bellezas de su arquitectura, de sus monumentos y su gastronomía, sin los agobios de París o el litoral.

Un nuevo turismo.

Castillo de Val en el lago del mismo nombre. reconstruido en el siglo XVII, el castillo se encuentra en un decorado de ensueño que no es decorado, es real.

Tradicionalmente aislado el Lemosín comienza a atraer turistas gracias a dos elementos principales. El primero el turismo verde del que hemos hablado con anterioridad. El montañismo y senderismo se desarrollan y se apoyan en una nueva red de bed and breakfast, las gîtes, que se encuentran por toda la región y que nos permiten un acercamiento a la naturaleza desde los pequeños pueblecitos. Al existir tantos ríos, embalses y arroyos, los deportes acuáticos también han aparecido, constituyendo un nuevo atractivo para los turistas.

El segundo elemento es el turismo cultural basado en los monumentos, la historia, la artesanía y la gastronomía. Abadías, castillos, ciudades testimonio, como Oradour-sur-Glane, (tristemente conocida por la matanza realizada por los soldados de las SS en retirada durante la II Guerra Mundial), son un patrimonio que merecería ser más destacado. Otros lugares de interés son el Museo Jacques Chirac, La colegiata de Saint-Léonard-de-Noblat que forma parte del camino francés del Camino de Santiago y la fabrica de tapices de Aubusson.

La artesanía es importante y va más allá de la porcelana y cerámica de Limoges. La tapicería es muy reconocida, así la fabricación guantes, tejas y objetos de pizarra.

La gastronomía.

La diversidad culinaria del Lemousín puede compararse a la de Auvernia o el Perigord, aunque sea más desconocida. Pruebe sus platos con salsas de castaña, su excelente cordero y cabra, los quesos, los licores….