
Languedoc Rosellón, es junto a la Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA), la fachada mediterránea de Francia. El deseado Midi francés, junto con la isla de la Beauté (Córcega) constituye el anhelado destino de millones de turistas franceses y del resto del mundo.
Las playas, las ciudades y los montes de Languedoc Rosellón atraen a miles de turistas que provienen de París y Lyon y que pueblan el amplio y llano litoral. Los Pirineos y las estribaciones norteñas de la Costa Brava atraen también a los habitantes de Toulouse y Burdeos que buscan las altas cumbres nevadas y las estaciones pirenaicas, las playas de Canet-Roussillon o Argeles, o los pueblecitos al pie de la frontera, cargados de historia como Port Vendres, Collioure o Bagnols-sur-mer.
La región tiene una extensión de algo más de 27.000 km2 y una población de más de 2.600.000 habitantes. Cinco departamentos la conforman, Gard, Lozere, Herault, Aude y Pirineos Orientales. Es la cuarta región turística de Francia y gracias, sobre todo a Montpellier, un polo industrial y educativo de primer nivel.
La región goza del atractivo del buen tiempo y de una agricultura donde la producción bio y ecológica va desarrollándose paulatinamente, con lo que la población rural aún es importante y combina la sabiduría antigua con las nuevas tecnologías y conocimientos. Con ello se está limitando el salvaje turismo y el “betonage” (la construcción salvaje de edificios de hormigón) que afectó a Francia en los 60 y 70, antes de que esa mala costumbre llegase a España durante los 90 y 2000.
Las Playas
Las playas de los Pirineos Orientales, de l’Aude, l’Herault y del Gard son muy parecidas. Anchas, largas y planas, debido a la forma de la costa sudoccidental de Francia. Tendremos que llegar hasta la desembocadura del Ródano para que el paisaje cambie. Son playas muy amplias como hemos dicho, lo que es muy útil en verano ya que la afluencia es alta, pero dada esa amplitud siempre encontraremos espacios. Hay que evitar los días ventosos, ya que la Tramontana y el Mistral soplan fuerte y son bastante desagradables. Con todo el tiempo es muy bueno y caluroso, sobre todo en verano, por ello, el Midi es el sueño de muchos parisinos.
Las playas más conocidas, son empezando por el sur: Argeles, Canet-plage, Port la Nouvelle (Sigean), Cap d’Agde, Sète, Palavas les Flots, Carnon, La Grande-Motte, Grau-du-Roi y L’Espiguette. Entre medio muchas zonas lacustres similares a las que encontramos en La Manga de Murcia, en España.
La playa de L’Espiguette marca el comienzo del delta del Ródano, otra zona de gran interés para los ornitólogos y amantes de los flamencos. El delta se compone de infinidad de canales y zonas de cultivo, de las famosas salinas de Aigües Mortes y de pequeños pueblos con encanto como Saintes-Marie-de-la-Mer.
Los montes

Los Pirineos dan nombre a uno de los departamentos, el de Perpiñán, y cuentan con numerosas estaciones de esquí, y sobre todo, con una naturaleza enérgica e interesante, tanto en invierno como en verano. El amor por la montaña es grande en Francia y los caminantes y senderistas hacen que las montañas no sean un erial sino que encontremos numerosos campings, casas rurales, beds and breakfast y lugares de ensueño.
El Macizo Central en su estribación sur también llega Languedoc. El circo de Navacelles en el departamento de Herault es un antiguo meandro escavado en un cañón espectacular, o los Cevennes montañas rudas y salvajes que son un paraíso para los excursionistas, todo a menos de dos horas de la playa más cálida.
En Sigean se encuentra el Parque Africano, donde es posible observar a los grandes felinos y mamíferos de África en libertad. Este parque, parecido al de Cabárceno, en Cantabria, en el norte de España, es muy famoso y visitado por miles de personas todos los años.
Las Ciudades
La historia a cabalgado mucho por las costas y los montes de Languedoc Rosellón, llanura que ha unido las dos grandes penínsulas europeas. Por ello algunas zonas de lo que hoy es Francia, pertenecieron a griegos, a Roma, a los estados bárbaros que se organizan a la caída del Imperio y después a los incipientes Estados medievales europeos. Así hasta 1659, el departamento de Pirineos Orientales, perteneció a la Corona española, por ejemplo, y en la región de Provenza Costa Azul, el Papado conservó Aviñón hasta 1793 y la región de Savoya se integra en Francia sólo en 1860.
Esta mezcolanza de gentes y los cambios de poder han hecho que los vestigios de la región sean numerosos y variados. Por ello encontraremos múltiples ejemplos del genio romano y, del trabajo de sus esclavos claro está, iglesias y catedrales románicas y góticas, sobre todo románicas con un estilo propio y castillos y fortalezas que muestran las controversias políticas.
Ciudades como Nimes, son conocidas por sus monumentos romanos, pero en Agde hay restos griegos y en toda la región encontraremos pequeños yacimientos de la época antigua.
Beziers o Narbona, Montpellier o Carcasona, Uzès o Perpiñán nos mostraran el curioso románico de la región, con catedrales fortaleza e influencia de la arquitectura romana (frisos y arcos del triunfo). En total más de 220 edificios románicos. En la zona pirenaica destacan numerosas abadías y capillas y en la zona del Herault Gard, encontramos numerosos templos, que muestran la importancia del protestantismo en la región.
Otras ciudades son ricas en historia más reciente. Por ejemplo, los pueblecitos pirenaicos y los puertos de montaña de los Pirineos vieron el éxodo de los españoles que huyeron después de la victoria de los rebeldes golpistas durante la Guerra Civil Española. Hoy su memoria ha sido recuperada y tanto en los pasos fronterizos como en los campos donde fueron confinados existen museos que recuerdan a estos españoles que lucharon por la libertad. Más tarde esas mismas personas tendrían una labor muy activa en la Resistencia francesa a los nazis y en la defensa de Francia que finalmente ha sido su tierra de acogida.
Particularmente interesante son los pequeños pueblos de la costa como Collioure donde falleció Antonio Machado. Un pueblecito costero bonito y lleno de historia.
Monumentos

Algunos de los monumentos más importantes de Languedoc Rosellón pertenecen al Patrimonio Universal de la UNESCO. Dos de los más conocidos son la ciudadela de Carcasona, que aunque restaurada es una buena muestra de la arquitectura medieval defensiva. El Pont du Gard, acueducto romano situado a una veintena de kilómetros de Nimes es el otro gran monumento, uno de los más visitados del país junto a Notre-Dame y el Mont Saint Michel.
Pero además todo el centro de Nimes, con su anfiteatro romano, usado aún para conciertos y corridas de toros, el centro histórico de Montpellier, Narbona o Beziers y la multitud de pueblos y pueblecitos del interior, de los Pirineos y del Macizo Central y los Cevennes, ofrecen una variedad grañidísima de actividades y ocio.
Gastronomía
La gastronomía es otro de los puntos fuertes de la región. Sus vinos, bastante desconocidos puede que gusten más a los paladares hispánicos que los demasiado sutiles Burdeos y Borgoña. Los quesos, siempre variados; la carne de caza o el toro, típico en Nimes y la Camarga; los patés, la charcutería; las aceitunas; las fresas y frutas; los jabones; la lavanda siempre presente; el pastis; los licores, los lácteos, etc.. un verdadero paraíso para el gourmet.
Languedoc Rosellón tiene mucho que ofrecer y todo a dos pasos de la frontera española. Buenas comunicaciones, accesos fáciles y la posibilidad de pasar un simple pero magnifico fin de semana.
Para los visitantes más lejanos, el TGV, el tren de alta velocidad, es una alternativa genial, ya que nos lleva desde París a Nimes en menos de 3 horas a Montpelier en un poco más y pronto llegará veloz a Barcelona.