La Galería de los Espejos
La Galería de los Espejos simboliza el poder del monarca absoluto, y fue construida sobre la antigua terraza del palacio nuevo entre 1678 y 1684. La decoración fue confiada a Charles Le Brun. El rey soñaba con tener una gran galería que tan de moda estaba en esa época, que también existían en el Louvre, en las Tullerías y en Fontainebleau, y que constituían espacios de paso y comunicación entre los apartamentos frecuentados por los cortesanos y visitantes. En Versalles, cerrando la terraza de Le Vau por una larga fachada, Mansart construyó la Galería de los Espejos, que servirá de paso entre los apartamentos del rey y de la reina. La consecuencia es que el apartamento del rey pasa al palacio viejo; el apartamento del rey sol se convertirá en el «Gran apartamento» y se utilizará para las recepciones.
Limitada al norte por el salón de La Guerra, y al sur por el salón de La Paz, la Gran Galería, como era llamada en el siglo XVII, se extiende a lo largo de 73 metros y ocupa toda la fachada oeste del Palacio Nuevo. Se prestaba, por su amplia superficie, a grandes decoraciones. Así, la galería exalta el éxito político, económico y artístico de Francia. En primer lugar, el éxito político se muestra en las 30 composiciones de la bóveda pintada por Le Brun, que ilustran la historia gloriosa de Luis XIV durante los 18 primeros años de su gobierno, desde 1661 hasta la Paz de Nimega. Y también las victorias militares y diplomáticas, así como las reformas del reino, que se tratan de forma alegórica. En segundo lugar, la prosperidad económica se refleja en las dimensiones y en los 357 espejos que decoran las 17 arcadas que demuestran que la manufactura francesa de espejos es capaz de quitarle a Venecia el monopolio, que entonces eran objetos de lujo. Y finalmente, el éxito artístico se ve en las pilastras de mármol que se adornan con capiteles de bronce dorado, que es un modelo nuevo llamado “orden francés”, creado por Le Brun. Presenta emblemas nacionales: la flore de lis, el sol real y dos gallos franceses.
La Galería de los Espejos fue más lugar de paso que marco de ceremonias; estas últimas tenían lugar únicamente cuando los soberanos querían impresionar a sus invitados en recepciones diplomáticas o en bailes y juegos en bodas reales. Entonces, el trono se instalaba en un estrado en un extremo de la galería. Esta puesta en escena del poder en la Galería de los Espejos sólo tuvo lugar en ocasiones muy concretas: la recepción de los embajadores de Siam, de Persia (actual Irán) y del Imperio Otomano; los festejos por la boda del duque de Borgoña, nieto de Luis XIV; el baile de disfraces en ocasión de la boda de María Antonieta y el delfín, futuro Luis XVI, así como el famoso Pacto de Versalles que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. Después, los presidentes de la República reciben las visitas oficiales en Francia.
El Gran Trianon
El Gran Trianon fue construido por Jules Hardouin Mansart en 1687 donde antes se encontraba el llamado “Trianon de porcelana” que Luis XIV construyó en 1670 para huir de los fastos de la corte y para sus amores con Madame de Montespan. El refinamiento de este conjunto de edificios supera al de cualquier construcción hecha en Versalles. Mansart lo describía como “pequeño palacio de mármol rosa y de pórfido con jardines deliciosos”. No podemos dejar de visitar este edificio de proporciones elegantes y apreciar esa influencia de la arquitectura italiana. Es un palacio que se extiende a lo largo de un solo nivel situado entre el patio y el jardín, y tiene un techo plano disimulado por una balaustrada. En cuanto a los muebles, tras la Revolución se dispersaron, y los que hay actualmente son aquellos del Primer Imperio.
No sólo es un placer visitar el Gran Trianon, también lo es pasear por sus jardines franceses, ordenados y geométricos, llenos de miles de plantas que son renovadas periódicamente, y que convierten el espacio en un espectáculo de color sobre todo en primavera, buena época para visitar el Palacio de Versalles.
El Gran Trianon es ocupado por Luis XIV y otros miembros de la corte. María Antonieta, por su parte, prefiere el Petit Trianon. Napoleón Bonaparte lo había restaurado y había pasado largas estancias acompañado de su esposa, la emperatriz María Luisa. En cuanto al General de Gaulle, utilizará el Gran Trianon para acoger a los invitados de la República y organizar en el ala norte, llamada “Trianon-sous-bois” una residencia del presidente de la República.
Los Jardines de Estilo francés
El rey Luis XV estaba instalado en 1749 en el Gran Trianon, y Madame de Pompadour, su amante, lo animó a ampliar su dominio creando un nuevo jardín de estilo francés, caracterizado por líneas geométricas y asimétricas. Los parterres fueron diseñados por el arquitecto Gabriel y los jardines fueron realizados bajo la dirección de Claude Richard, que confirmó la vocación científica del lugar, en el que también se pusieron huertos, flores y frutos raros e higueras.
El Pabellón francés
Se encuentra en el centro de una de los jardines regulares que empiezan a llamar “francés” para oponerlo al jardín inglés tan de moda en la época. De ahí el apelativo del pabellón. Construido por Gabriel en 1750, está formado por un salón circular enorme flanqueado por cuatro habitaciones (la cocina, el guardarropa, el gabinete y el réchauffoir). En este lugar pasaba bastante tiempo Luis XV en compañía de Madame de Pompadour.
El Salón fresco
En 1749, Luis XV decide construir un zoológico, y para las visitas, el arquitecto Ange-Jacques Gabriel hace un jardin cuyo centro era el llamado “Pabellón francés”, destinado al juego o a los conciertos, que sería terminado en 1750. Un año después, se construyó un pabellón más pequeño, que servía de comedor para probar los productos de la lechería y los huertos. Delante de este pabellón, llamado “Pabellón fresco” había un jardincito rodeado por un pórtico de entramado rectangular.
A ambos lados del pabellón había dos avenidas de arcadas de enrejado. El pórtico estaba apoyado en dos estructuras de hierro, cuyas pilastras disimulaban los troncos de los tilos tallados en bola. Y grandes cestas de madera coronaban el pabellón y las dos pilastras principales que enmarcaban la entrada del jardín. Cestas más pequeñas adornaban los remaches de las arcadas, y en cada arcada había un naranjo. Dos estatuas de François Anguier procedentes del Louvre que representaban La Enfermedad y La Salud se colocaron en dos nichos que estaban al final de las avenidas del pórtico. En el jardín había dos parterres rectangulares con dos fuentes ovaladas y en el centro cestas de flores rodeadas de una franja de césped. El conjunto estaba enmarcado por arrietes de flores.
El Pabellón fresco fue destruido en 1810, y reconstruido en parte en 1980. Entre 2006 y 2007 se recuperaron las subestructuras del jardín tras una campaña arqueológica de dos años.
El dominio de María Antonieta
La residencia de la Reina
El dominio de María Antonieta está formado por el Petit Trianon, los jardines de la reina y la aldea. Abierto en 2006, los visitantes podrán introducirse por primera vez, en la intimidad de María Antonieta, la esposa de Luis XVI, que adoraba perderse por estos parajes donde podía vivir una vida más simple y campestre, lejos de los fastos de Versalles. El Petit Trianon y el parque fueron creados siguiendo las directrices de María Antonieta, que fue la única reina que pudo imponer su gusto personal en Versalles. Su personalidad la hace alejarse de la vieja corte y de sus tradiciones, y vivir a su manera. En el palacete del Trianon, que su marido Luis XVI le regaló en 1774, encuentra su refugio en el que nadie puede entrar si invitación previa.
El Petit Trianon
El palacio de la reina se construyó siguiendo la moda del momento que volvía a los modelos de la Antigüedad y que se conocía como “estilo griego” caracterizado por el orden, la perfección, la sobriedad y la riqueza pensada del ornamento. Hubo una ruptura con el estilo rocalla, sobre todo en el interior del palacio, en la decoración elegante de las carpinterías. En el primer piso, se encuentran los salones de recepción y los apartamentos de la reina, mientras que los aposentos del rey están en el ático. El arquitecto Ange-Jacques Gabriel realizó una verdadera obra maestra.
Las cuatro fachadas son diferentes. La que está frente al jardín francés es la más rica, inspirada en los templos antiguos, decorada de columnas. En cuanto a la que está situada al norte, es más sencilla, ya que corresponde a la parte trasera del palacio que daba en su origen a los invernaderos del Jardín botánico, que después Luis XVI reemplazó por el Jardín inglés. El Petit Trianon está rodeado de jardines, desde los cuales se ve el palacio desde cualquier ángulo. Esta forma tendrá un gran éxito en el siglo XVIII.
El Teatro de la reina
El pequeño teatro del Trianon fue construido por Richard Mique, arquitecto de María Antonieta, pero se trataba de un teatro de sociedad, no de un teatro de corte, como la Ópera de Versalles. En aquella época, había muchos teatros de este tipo en numerosas residencias de campo, en los que, para pasar el tiempo, los señores y sus invitados montaban obras de teatro u óperas. Además, para María Antonieta no era nada nuevo, puesto que en su infancia en Viena, estaba acostumbrada a las representaciones familiares. Por lo que quería hacer lo mismo con sus próximos en su teatro.
Se construyó en 1780, y de alguna forma, recuerda a la Ópera de Versalles, pero en más pequeño, por la delicadeza de su interior y las armonías de azules, blancos y oros. La sala era de madera pintada de falso mármol blanco y decorado con esculturas de cartón piedra. Y lo más interesante era la maquinaria para cambiar de decorado, que aún se conserva hoy en día. A la escena del Trianon subían los actores y cantantes de ópera de moda. Sólo podía ser admitido un determinado número de personas, ya que no era muy amplio: el servicio se situaba en el patio y los invitados en los palcos de la planta.
La aldea
Intentando huir de la vida de la Corte de Versalles, María Antonieta ordenó construir su aldea en 1783. Allí pasará largas horas disfrutando de la vida rural, rodeada de sus damas de compañía. De hecho, el conjunto se convierte en una auténtica explotación agrícola, dirigida por un granjero, y los productos eran utilizados en las cocinas del palacio. Bajo el Primer Imperio, la aldea será amueblada con refinamiento por la emperatriz María Luisa.
Cerca del Petit Trianon se acondicionarán varios jardines en los que María Antonieta desarrollará el gusto por lo rústico, que ya había estado presente en la creación de la Ménagerie de Trianon. Entre 1783 y 1787, la aldea se realizó siguiendo el espíritu de un auténtico pueblo normando, con un conjunto de once casas repartidas en torno al Gran lago. Cinco de las cuales se reservaba a uso de la reina y sus invitados: la Casa de la Reina, el Billar, el Gabinete, el Molino y la Lechería. En cuanto a las otras, se reservaban a las tareas de la granja. Ésta estaba situada lejos del pueblo y albergaba diferentes animales. Había una casa reservada a uso doméstico: el Réchauffoir, donde se preparaban los platos para las comidas que la reina daba en su casa o en el molino. Cada casa tenía su pequeño jardín, plantado con coliflores y alcachofas y rodeado de vallas. Las rampas de las escaleras, galerías y balcones estaban decorados con tiestos de cerámica con flores de jardín. Además había árboles frutales por todas partes. La Torre de Malborough le da al conjunto un aire diferente; semeja un faro que domina la zona del Gran Lago, y era utilizado para los paseos en barco o las salidas para ir a pescar.
La Casa de la reina
Es la construcción más importante de la aldea formada por dos edificios unidos por una galería de madera decorada con flores en maceteros de cerámica blanca y azul con las iniciales de María Antonieta. A la derecha, está la casa de la reina propiamente dicha, compuesta por un comedor y un gabinete de juegos, además de un gran salón, otro pequeño y un gabinete chino en el piso. A la izquierda, está la casa de billar, que tiene un pequeño apartamento en el piso.
El Gabinete es la casa pequeña de la reina tiene un techo de juncos, un tragaluz, un cobertizo y una escalera de piedra, todo muy rústico. Se componía de un salón y un guardarropa y estaba rodeada por un jardín.
La Torre de Malborough constituye el punto central de los paseos en barca por el lago. En ella se encuentra el material que se utilizaba para pescar, y la parte alta servía de observatorio desde el que se podían comunicarse por señales con el Palacio de Versalles. Su nombre refleja la anglomanía de la época.
El Molino está a orillas del lago y funcionaba en la época para moler el grano. También poseía un lavadero.
En el Réchauffoir había una gran cocina, una despensa y pequeñas habitaciones. Mientras que en la Lechería se producían todo tipo de productos derivados de la leche que la reina degustaba. En ella había mesas de mármol y vajillas de porcelana, aunque no llega a ser tan lujosa como la que había en el Palacio de Rambouillet. En la Granja se criaban animales traídos de Suiza: vacas, toro, terneros, cabras, ovejas…Y hay un palomar cerca del puente de piedra.
El paisaje del dominio
En la composición de un nuevo paisaje se necesitó plantar casi unos 50 mil árboles, al mismo tiempo que se realizó el Gran Lago. Por otra parte, muy cerca, se situó lo que conformaría el entorno agrícola de la granja, que estaba formado por campos de cultivo, que se alternaban con otros de pasto que se extendían hasta el límite del antiguo Bosque de los Onze Arpents, más allá de la Granja.
La Orangerie de Jussieu
Luis XV le encargó en 1759 al célebre botanista Bernard de Jussieu un jardín botánico en el Trianon. Allí construyó los invernaderos más grandes de Europa, que hoy se llaman Orangerie de Jussieu. Además, al lado de jardineros como Claude y Antoine Richard, realizó experimentos de aclimatación de plantas exóticas o raras: higos de las Indias, café, arroz, tabaco, fresas, piñas, geranios… En total, había unas 4000 variedades de plantas, que tuvieron que ser transportadas al Jardin des Plantes de París, tras la creación en 1774 del Jardín inglés de María Antonieta.
El Jardín inglés
María Antonieta encarga a su arquitecto Richard Mique y al pintor Hubert Robert la creación de un jardín pintoresco, ya que su deseo era tener un jardín más “natural”, que no estuviese limitado por invernaderos o por parterres, como los jardines de estilo francés. Y en ese momento estaban de moda los jardines ingleses, que consistían en una sucesión de cuadros de paisajes naturales. Y esa idea entusiasmó a la reina, que mandó hacer realidad su sueño.
El Mirador o Beldédère
El mirador es un bonito quiosco de música octogonal que domina el lago, y que fue construido en 1777 por Richard Mique. Por fuera hay esculturas de Deschamps, un friso con frutas en guirnalda, frontones con decoraciones de caza y jardinería y en las ventanas, los símbolos de las cuatro estaciones. Por fuera, el suelo es de mosaico de mármol y las paredes están decoradas con finos arabescos.
La Roca, la Montaña del caracol y la Cueva
Se trata de construcciones de carácter natural y salvaje, rodeadas de árboles que recuerdan a Suiza. La Roca está situada cerca del Mirador, y fue muy difícil de construir (dura varios años). Detrás de ellas hay un depósito desde donde salía el agua que caían en forma de torrente en el lago. La cueva, por su parte, no se encuentra muy visible; tiene una escalera interior desde donde podía escaparse la reina de los inoportunos.
El Templo del amor
Richard Mique construyó el Templo del Amor en 1778 siguiendo un estilo neoclásico puro: es un edificio en mármol en el que destacan las esculturas de Deschamps que decoran los capiteles corintios, los frisos y el interior de la cúpula. En su momento albergó una obra maestra de la escultura francesa: Cupido fabricando su arco con la maza de Hércules por Bouchardon, que hoy se encuentra en el Louvre y que fue sustituido por una réplica.