El Mont Ventoux y el macizo de Baronnies

El Mont Ventoux visto desde la lejanía. En los días despejados, la mayoría, el monte es un punto de referencia en toda la llanura del Ródano.

Es el punto culminante del macizo de Baronnies primer espolón de los Alpes franceses. Esta poderosa montaña llega a los 1912 metros, pero destaca sobremanera al estar bastante aislada y presentarse solitaria a la llanura del Ródano y a las suaves colinas que llevan al Mediterráneo.

La montaña mítica de la Provenza. El “Mont-Ventoux”, monte viento, del viento o ventoso, es un gran coloso al borde de la llanura rodaniana. Por ello es visible desde una gran distancia incluso, descendiendo desde París, los días claros se puede observar su imponente masa desde el TGV, a su izquierda. Ocupa una superficie de casi 25 kilómetros por 15 en un eje norte-sur, con bosques en sus laderas bajas y un pelado panorama lunar en la mayor parte de su parte media y superior. También llamado el Gigante de Provenza o el Monte Calvo.

Su aislamiento hace que sufra cambios de temperatura brutales y muchas veces se pasa del calor asfixiante en su base a temperaturas cercanas a 0º en la cúspide. La composición calcárea del monte le da ese vivo color blanco y provoca todos los fenómenos kársticos. Cuevas, manantiales y fuentes, como el de Vaucluse, son abundantes. Llueve sobre todo en primavera y otoño. En verano la canícula puede cambiar rápidamente a granizadas o incluso nevadas. El mistral sopla la mitad del año y desde todas las direcciones, llegando a ráfagas de 250 Km./h.

Una vista típica en plena ascensión del Mont Ventoux
Una vista típica en plena ascensión del Mont Ventoux

El Mont Ventoux es una de las diez reservas de la biosfera de Francia. Su posición intermedia entre el Mediterráneo y el mundo alpino hace que encontremos un gran diversidad de microclimas. El abanico va desde el clima mediterráneo cálido hasta los climas árticos que se encuentran en Laponia. Plantas mediterráneas como el olivo, la encina, la lavanda se hallan en la base, pero en la cumbre pedregosa encontramos la amapola de Groenlandia o el saxífraga. Sin embargo su clima extremado y sujeto a variaciones hace que la vegetación sea frágil y haya que protegerla.

De particular interés es la zona de las Gargantas de la Nesque situada al sureste de la cima del Mont Ventoux entre Sault y Mormoiron.

Antiguas rutas, Antiguos pobladores.

Petrarca, el primer gran poeta italiano vivió en Aviñón durante buena parte de su juventud. El autor del Cancionero habría ascendido el Mont Ventoux el 26 de abril de 1336, siendo el primero en llegar a su cumbre.

Tras esta primera ascensión y coincidiendo con el auge de la ciudad papal el monte fue perdiendo la mayoría de los bosques que cubrían sus laderas. Solamente senderos de pastores recorrían las laderas del monte. Grandes rebaños de ovejas y cabras pastaban en sus faldas. Las necesidades de la flota del rey de Francia y de su base de Tolón, las de los carboneros y de los pastores acabaron con dando al Mont Ventoux la apariencia que tiene hoy en día.

Ya en el siglo XX, esos senderos sirvieron también al maquis de la resistencia durante la II GM. Hoy han sido transformados en rutas para montañeros y ciclistas de montaña. La carretera, en excelente estado, ha servido para la llegada de los turistas, los esquiadores, también de carreras de rallys y los ciclistas, pero estos los del Tour de Francia o de la Dauphiné-Libreré. En 1966 se construye el observatorio y la antena que hoy culminan el monte dándole un aura de ciencia ficción decadente.

En las cercanías los restos romanos de Orange, Vaison-la-romaine, las pintorescas ciudades como Saint-Remy-de-Provence, la papal Aviñón o la ruta de la Lavanda entre Apt, Forcalquier y Manosque, se unen al interés innegable de esta mole de piedra que es la puerta de los Alpes.

Actualidad

Un campo silvestre de lavanda con el Mont Ventoux al fondo.

Hoy en día el pastoreo de la oveja ha desaparecido, pero otras actividades ancestrales se siguen practicando. Está zona es una de las más importantes de Francia para la recogida de trufas. El mercado de la ciudad de Uzès en el vecino departamento del Gard es el más conocido del país. Los precios que alcanza este tubérculos son muy altos, aunque una vez lleguen a París y sus exclusivas boutiques los precios pueden cuadruplicarse.

También la apicultura es una actividad reputada en la zona del Monte Ventoux, lo mismo que la producción de lavanda. En junio los campos que rodean al monte están bañados en el malva de las matas de lavanda, ordenadas y alineadas sobre el suelo rojizo.

Sin, embargo la actividad principal es la viticultura. Existe una denominación de origen propia en la zona, el Coteaux du Ventoux, que produce tintos, blancos -entre ellos un excelente muscat- y rosados. Toda la zona rezuma de viñas y bodegas cooperativas. Aun no siendo un vino muy reputado, muchas veces resulta más agradable para los paladares ibéricos a los que los vinos de Burdeos y Borgoña resultan demasiado sutiles, como bien dijo un viajero bilbaíno.

Y para terminar un minuto con la cima del Mont Ventoux. El silencio ventoso tras el esfuerzo.