14 de julio, Comenzamos nuestro Blog el día de la Toma de la Bastilla, fiesta nacional francesa

“Los representantes del pueblo francés, que han formado una Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, la negligencia o el desprecio de los derechos humanos son las únicas causas de calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una declaración solemne estos derechos naturales, imprescriptibles e inalienables; para que, estando esta declaración continuamente presente en la mente de los miembros de la corporación social, puedan mostrarse siempre atentos a sus derechos y a sus deberes; para que los actos de los poderes legislativo y ejecutivo del gobierno, pudiendo ser confrontados en todo momento para los fines de las instituciones políticas, puedan ser más respetados, y también para que las aspiraciones futuras de los ciudadanos, al ser dirigidas por principios sencillos e incontestables, puedan tender siempre a mantener la Constitución y la felicidad general.
Por estas razones, la Asamblea Nacional, en presencia del Ser Supremo y con la esperanza de su bendición y favor, reconoce y declara los siguientes Derechos del Hombre y del Ciudadano:
I – Los hombres han nacido, y continúan siendo, libres e iguales en cuanto a sus derechos. Por lo tanto, las distinciones civiles sólo podrán fundarse en la utilidad pública.”

Preámbulo y Artículo I de la Declaración Universal de los derechos del Hombre y del Ciudadano.

El 14 de julio se conmemora en Francia la toma de la prisión de la Bastilla en 1789 por las masas parisinas. Para la historiografía divulgativa este acto fue uno de los detonantes de la Revolución Francesa. Aunque esto no sea cierto, sí que en el conocimiento popular, se conoce como tal. De hecho, fue esta fecha la elegida para celebrar la fiesta patria por todos los gobiernos republicanos posteriores. Sin embargo, la fiesta nacional francesa, a diferencia de las de la mayoría de los países, encierra un contenido más bien universalista. Evidentemente, el paso del tiempo la ha teñido del mismo chovinismo que aglutina a las masas frente a trapos de colores en días señalados, borrando las diferencias de clase para unir a las personas en torno a objetivos comunes. Esos objetivos suelen ceñirse a los referentes básicos del populismo y la demagogia, cuando no, en los peores casos a elementos identitarios fundados en la xenofobia  y el racismo.

La Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789

La toma de la Bastilla, la cárcel real donde apenas había presos y al parecer ninguno de ellos político, no fue un acto relevante en la Revolución de 1789, pero fue escogida, por aquellos aprendices de estadistas, como símbolo sobre el cual edificar su nuevo modelo de organización política. No en vano, algunas de las piedras de la Bastilla fueron utilizadas como piso del Pont de la Concorde, que une la actual Plaza del mismo nombre con el Hôtel d’Invalides. Los dirigentes de la Revolución quisieron que todo ciudadano pisara las piedras de la infamia cada vez que cruzase el río y recorriese la ciudad de las gloriosas jornadas revolucionarias.
En Francia, y fuera de ella, el 14 de julio como la Marsellesa, simbolizan también valores universales: la lucha contra la tiranía, el comienzo de los derechos políticos y sociales universales sin distinción de frontera, clase social, religión o color de la piel. Lo que hoy se conmemora es el derrocamiento de una monarquía absoluta que no supo o no pudo evolucionar hacía formulas más democráticas y, sobre todo, la inserción por primera vez, del pueblo llano en un movimiento político coherente y con ciertos objetivos sociales. Si bien fue la burguesía, e incluso la nobleza y el clero (Sièyes, Gregoire) avanzados quienes desarrollaron la Revolución, ésta no hubiera podido triunfar sin el apoyo de la masa, del populacho parisino y de buena parte del campesinado. La Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano; la abolición del feudalismo, de la nobleza; el ataque a la propiedad clerical y la instauración del laicismo (todo un proceso que culminaría en la ley de separación de la Iglesia y el Estado en 1905); el reconocimiento de los judíos, la abolición (más bien testimonial, es cierto) de la esclavitud y sobre todo la preeminencia que a partir de ese momento el plano político tendría por encima del religioso, cultural etc.., son grandes logros que deberíamos reconocer y respetar. Los deseos de Maquiavelo, el primer gran pensador “político” se hacían por fin realidad.

Pero la gran diferencia entre ésta revolución, – y las anteriores y la mayoría de la posteriores- , residía en que el tipo de nacionalismo francés, la fundación de su Estado-Nación, ha sido más universalista que “étnico”, más político que genético. El nuevo ciudadano, el “francés”, para todos los prohombres de Francia sería aquél que ha tenido la voluntad de convertirse en tal. Renan, el historiador del XIX hizo famosa su máxima, según la cual la nación como entidad política que es, depende, no de la “raza”, la historia o la lengua, sino del plebiscito diario de la vida en común. Está visión moderna, en Renan y en los idealistas laicistas de la III Republica no les impedirá, no obstante, ver con normalidad su propia política imperialista.

Cuadro de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
Cuadro de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

A pesar de todo, Francia acogerá a los exiliados de todo el mundo y se autoafirmará como un crisol, un lugar de mezcla, bien o regularmente avenida, pero cuya integración es mucho más sólida y sincera que el modelo anglosajón que prima la pertenencia compartida a grupos religiosos, “étnicos” o raciales.
Con todo, y sin negar los aspectos negativos, nos asociamos a la idea abierta y universalista que la Revolución tuvo en sus orígenes para concluir comenzando este blog. En un mundo mundializado, donde la globalización económica es total, las organizaciones políticas deben evolucionar hacia tipos más globales también. Debemos pensar a gran escala, pero al mismo tiempo tenemos que pensar a pequeña. Aquí descubriremos una pequeña parte del mundo, una parte que ha sido cuna de esos pensamientos grandes, de muchos buenos y de algunos malos. Descubriremos Francia y a los franceses a los visitantes de todo el mundo, a los que piensan en viajar, a los que ya conocen Francia y a los que están conociéndola en este verano de 2009.  Con sus virtudes y defectos, con sus Museos y sus espacios naturales, sus montañas y sus playas, sus pintores y sus ciudadanos de a pie, personas al final como nosotros.
Recordando aquel lejano día, aquel mito fundador, hoy deseamos participar en la creación de una visión del mundo más global pero que sobre todo no olvide al individuo particular, sus necesidades y sus posibilidades, sin olvidarlo abrimos este espacio de ocio, de conocimiento, de descubrimiento e intercambio.

Esperamos que les guste y que sean un poco pacientes pues iremos poco a poco completando toda la información sobre Francia. Un saludo y “Bon vent.”

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