Cómo moverse por el Pont du Gard

Vista del acueducto desde una de las subidas que permiten llegar al canal por donde circulaba el agua.
Vista del acueducto desde una de las subidas que permiten llegar al canal por donde circulaba el agua.

Indudablemente la visita del Pont du Gard está pensada para caminar. Desde los dos aparcamientos principales, a ambos lado del río, un agradable paseo de un kilómetro nos permitirá admirar perfectamente el acueducto romano. Gracias al puente medieval que fue construido junto a él, podemos tocar los sillares milenarios y contemplar el cauce del río desde las alturas. Si es verano veremos también a los bañistas en las playa fluvial.

Además de la ruta que va de los aparcamientos al centro de interpretación (donde se encuentra el museo, las salas de conferencias, las tiendas y el restaurante), desde el Pont du Gard se pueden realizar numerosas caminatas.

En la Oficina de Turismo hay información sobre las rutas. Una muy simple es ascender por los lados del acueducto, alcanzando el nivel del canal que transportaba el agua. Las escaleras son empinadas, pero la vista es preciosa. Además se puede contemplar la parte alta del acueducto y los túneles por lo que continuaba la canalización hacia Nimes.

Si decide pasar la noche en alguno de los hoteles de las inmediaciones, en Vers Pont du Gard hay un pequeño parador Relais-Chateaux, puede alquilar una bici y recorrer los caminos que acompañan al río Gardón.