
Para comer o refrescarse hay varios bares en los aledaños del monumento y en el centro de exposiciones.
Sin embargo, para comer algo más que unos bocadillos pueden acercarse al pueblo de Castillon du Gard a unos tres kilómetros, o a Uzès (a unos 10 kilómetros), capital de Uzège y de visita obligada si se encuentra en la región.



