Dos nuevos sitios franceses en el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
La UNESCO ha decidido incluir dos nuevos conjuntos culturales y naturales en su patrimonio de la Humanidad. Se trata del Paisaje cultural agropastoral mediterráneo de Causses y Cévennes y los Palafitos prehistóricos en torno al macizo de los Alpes, que Francia comparte con Alemania, Austria, Eslovenia, Italia y Suiza.
La inclusión de estos lugares refuerza el valor intrínseco de las zonas rurales en Francia y Europa, y sobre todo en el caso de los Montes Cévennes supone un espaldarazo para la defensa del medio ambiente, la explotación racional de los recursos y para una visión diferente de la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Los Montes Cévennes.
Los Montes Cévennes constituyen el reborde sudoriental del Macizo Central, que se alarga hasta el valle del Ródano. Amplias zonas de los departamentos Gard, Hérault y Lozère (en Languedoc-Rosellón) y Aveyron (Midi-Pirineos). Un paisaje amplio con montañas bajas que crean valles replicando las curvas de las colinas se extiende durante kilómetros. El Parque Nacional de Cévennes ha visto reconocida su labor de protección y de compatibilización de la explotación humana y el cuidado del medioambiente. La UNESCO ha valorado la relación entre los sistemas de cultivo agrícolas y ganaderos basados en una explotación estacional y cuidadosa.
En torno al Monte Lozere se practica aún la trashumancia estival, lo que lo convierte en uno de los pocos lugares de Europa que aún conservan esa forma de ganadería. Este hecho ha permitido que se mantengan ciertas disposiciones urbanísticas y arquitecturales en los pueblos y aldeas de la región. El uso mixto de los recursos, tanto para la agricultura como para la ganadería ha modificado la planta de los pueblos para permitir el paso y la estabulación del ganado, mayoritariamente ovino y caprino. Así las ovejas recorren las diversas zonas entre la cima de las colinas y las profundidades de los valles protegidos, por senderos llamados drailles de trashumancia. Estos senderos y caminos atraviesan, a veces, las poblaciones o las carreteras dando al entorno un regusto de pasado, bucólico y evidentemente, pastoril.
Pero no piensen que estamos volviendo a la Edad de Piedra, departamentos como la Lozere y el Gard, son pioneros en la agricultura y ganadería ecológica, en la utilización de las nuevas tecnologías y la producción de energía renovable. Muchos productores de hortalizas, cereales, frutas, quesos, carne y vino de la zona de Cévennes han apostado por un nuevo modelo de producción más sostenible y más racional, donde el despilfarro de energía y de materias primas sea reducido al máximo. La etiqueta de la UNESCO puede ayudar a estas tentativas más lógicas de economías más justas y más exportables.
Sin embargo, resulta difícil ofrecer al gran público alternativas a un mundo donde producir, vender y consumir más es el único dogma. Ni en Europa castigada por la crisis, ni en Estados Unidos, ni el mundo en desarrollo (China, India, América Latina), se acepta un discurso de moderación. Producir menos, consumir menos no significa vivir peor, tal vez sea esa la mayor enseñanza de los pastores y agricultores de Cévennes.
Esperemos que los turistas viajes y conozcan también estas partes menos populares del hexágono. Conocer este entorno natural y humano tan particular y tan rico, es especialmente indispensable cuando se sabe que existen en la región proyectos de explotación de energías sucias como el gas natural de esquisto. El subsuelo de los montes Cévennes es rico es pizarras cargadas de gas natural, pero su explotación podría destruir para siempre este recóndito lugar de Francia, contaminando durablemente los acuíferos, a las personas, flora y fauna.
Los Palafitos prehistóricos en torno al macizo de los Alpes.
La UNESCO ha incluido también el conjunto multinacional que engloba los asentamientos prehistóricos de palafitos que se encuentran en el arco alpino. 111 sitios arqueológicos situados en Francia, Alemania, Suiza, Italia, Eslovenia y Austria formarán parte de este nuevo miembro del Patrimonio de a Humanidad.
La iniciativa suiza a contado con el apoyo de los otros países y ha conseguido incluir estos poblados prehistóricos, construidos sobre lagos, en las orillas de río y en zonas pantanosas, que se datan entre el 5000 y el 500 a.C. La importancia del reconocimiento de la UNESCO es grande ya que pocos han sido excavados y estudiados con profundidad. Su importancia es grande ya que proporcionan valioso datos sobre el modo de vida de esta parte de la humanidad entre el Neolítico y la Edad del Bronce.
De la misma manera que en los Montes Cévennes observamos estrategias de adaptación humana al medio, en los Alpes los poblados de palafitos muestran como la humanidad vivía en entornos lacustres. El estado de conservación es muy bueno y las pistas que dan sobre el cambio de las sociedades cazadoras recolectoras a las agrarias claves para comprender esas parte de nuestra historia.
56 yacimientos se encuentran en Suiza, mientras que la mayor parte de los franceses están en la región de Ródano-Alpes, sobre todo en los departamentos de Savoya, destacando los sitios entorno al lago de Annecy.
Por Cala Goliznar para Blog-Francia.com