Productos de la tierra

Las tradiconales navettes marsellesas. Simulan las barcas que utilizaban los pescadores de Marsella. Foto ansdetellado.

En Marsella, podemos encontrarnos todos los productos típicos de la Provenza, como la lavanda, planta emblemática de esa región que podemos admirar si vamos a visitar las enormes plantaciones que hay por todo Provenza-Costa Azul, o que podemos comprar en forma de diferentes productos. Ya que la lavanda se vende en pequeñas bolsitas bordadas que sirven para perfumar la ropa que guardamso en los armarios, o simplemente como elemento decorativo. Pero también se hacen productos de belleza, como jabones de lavanda, aceites esenciales, perfumes, champús…y, no sólo eso, la lavanda ¡también se come!, en forma de miel, con ese sabor sorprendente, y de ¡helados de lavanda! que tienen su gracia, ¡no duden en probarlos!.

Por otro lado, está la oliva y el vino, símbolos de la Provenza: el paisaje de la región se caracteriza por los olivos y las viñas. En Marsella, podemos comprar diferentes variedades de aceitunas, todas muy deliciosas; en los mercados las preparan de diferentes formas: con hierbas aromáticas, con ajo, primiento, anchoa, tomate…Y, por supuesto, está ese producto tan típico de la zona, la anchoïade, esa especie de pasta elaborada con anchoas en salazón mezclada con olivas negras, ajo y aceite de oliva. Una delicia, así como la tapenade, que es una pasta similar y se suele tomar, con la anchoïade, como aperitivo, pero se hace sobre todo con olivas negras y alcaparras. A parte de estos productos, encontramos en Marsella todo tipo de aceites de oliva de la región.

Los viñedos de la región Provenza-Costa Azul son famosos por sus vinos rosados, aunque también ofrece una gran variedad de vinos tintos y blancos originales con ese sabor diferente del Mediterráneo. Entre los tintos, tenemos la denominación de origen Bouches-du-Rhône, que se corresponde con el departamento donde está situada Marsella, y está implantada en tres zonas distintas: Coteaux de Aix-en-Provence, al este, en la región de Côtes de Provence y en el sur en la Camargue. Por otra perte está el rosado de Provence, el Cabernet-Sauvignon (rosado y tinto), el Semillon blanc, y uno de los grandes de la Provenza, el Château-Neuf du Pape.

En cuanto a bebidas, Marsella es la tierra del Pastis, que es una bebida alcohólica de anís de unos 40-45% que se toma como aperitivo. Se suele beber diluido en agua (una proporción de 5 a 7 volúmenes de agua por uno de pastis) lo que baja la gradación a 7%. El resultado es una beblida de color amarillento y algo lechoso. Se consume fría o con hielo, y es ideal para los días de primavera y verano.

Por otra parte, hay productos típicos de la Estaque (pero que hay también en la ciudad), un barrio bastante alejado de Marsella, famoso por el cine de Robert Guédiguian, donde el visitante encontrará puestos de chichis y panisses, que se toman calientes en un cucurucho de papel. Los chichis fregis son churros y los panisses son trozos de puré de garbanzos fritos. ¡Una delicia!. En cuanto a especialidades de confitería y pastelería, están los tradicionales croquants marselleses (galletas de almendras) y las famosas navettes, esas galletas en forma de pequeña barca hechas con huevos, harina y esencia de flor de azahar.

El Pastis es una bebida tradicional de Marsella, excelente para el verano.

También están los macarons, que es un pastelito redondo, de dos capas de almendra y azúcar separadas por un hilo casi líquido de merengue (los hay de chocolate blanco, naranja, coco, vainilla, praliné, almendras, pistacho, menta, anís, e incluso roas); los marrons glacés de Navidad y los colombiers, galletas ovaladas de almendras y frutas confitadas que tienen una sorpresa dentro; se suelen comer en Pascua.  Desde hace algunos años, en Marsella también se encuentran los marseillottes (nougat con anís bañado de chocholate).  Para más información, vaya a la página de confitería.

Por otra parte, en Marsella, no hay que olvidar los productos del mar, ya que estamos hablando de una de las ciudades marítimas más importantes de Francia, y con uno de los puertos más grandes.

En Marsella, el visitante puede mezclarse con el habitante de la ciudad, y visitar algunos de los mercados que hay todas las semanas, como el mercado del Puerto viejo, con esos puestos a los que llega el pescado más fresco. ¡Y tan fresco!, ya que muchos de los peces que allí vemos ¡están vivos!, recién salidos del agua del mar. Además, los precios son bastante buenos comparando con la mayoría de Francia, donde el pescado es considerado, en gran parte de los casos, un producto casi de lujo.

Además, en estos mercados también puede encontrar marisco. Pero si desea degustar estos productos del mar, no tiene más que ir a alguno de los restaurantes y marisquerías que están próximos. Allí podrá comer deliciosos platos típicamente marselleses, como por ejemplo, la boullabaise, típica sopa de pescado de Marsella.