París es una ciudad con un patrimonio riquísimo dentro del cual se pueden incluir los monumentos, los jardines, los puentes y las plazas. Es una de las ciudades del mundo, junto a Roma, que más monumentos posee, y son el reflejo de la huella dejada por reyes y presidentes que se sucedieron a lo largo de la historia. Si visitamos París, descubriremos estas riquezas que hacen de la ciudad de la luz una de las más bellas capitales del mundo. Por otro lado, es imprescindible destacar la posición que ocupan los lugares de culto en el seno del patrimonio parisino, verdaderas obras de arte, más o menos conocidas, que ofrecen un panorama arquitectónico y artístico excepcional. De los puentes se puede decir que el río Sena ha sido testigo de la edificación de monumentos que reflejan las diferentes etapas del desarrollo de París, desde el Pont des Arts, el del Carrousel, hasta el Pont Neuf o el de Alexandre III. Por último, cabe hablar de verdaderos testigos de la historia de la capital y de Francia, plazas célebres como la Plaza de la Bastilla, emblema de la Revolución francesa, pasando por la Concordia, o la Plaza des Vosges.
Pues bien, para poder visitar de una forma ordenada los monumentos y el patrimonio de París, seguiremos el orden territorial por arrondissements o distritos, establecido cuando la ciudad se extendió en 1860 absorbiendo municipios situados en la periferia y se dividió en 20 distritos dotados de un patrimonio impresionante.
Hemos dividido la ciudad en zonas que se pueden visitar a pie y que contienen un gran numero de monumentos. Con todo, la explicación no es exhaustiva lo que da idea del patrimonio de París:
La primera zona la compone la Île de la Cité.
La segunda, al norte se compone del Marais, el centro Pompidou, el Louvre, la Place Vendôme, Les Halles y la Opera Garnier en los distritos 1, 2, 3 y 4.
La tercera Zona, más al norte aún es la de Pigale y el Sacre Coeur.
La cuarta es la que comienza en el Louvre, continua por las Tullerías, la Concorde y los Campos Elíseos hasta llegar al Arco del Triunfo.
La quinta zona la componen la Torre Eiffel, el Trocadero y los Invalides.
Para conocer la sexta volveremos a la Île de la Cité y nos cruzaremos el puente hacia el sur. Allí se encuentran los barrios de Saint Michel, Saint Germain des Près, Odeon, Luxemburgo, el Barrio Latino, el Panteon, Mouffetard, Jussieu, hasta Montparnasse.
Por ultimo una serie de monumentos y lugares se encuentran fuera de estas grandes zonas. Por ejemplo, La Defense, el cementerio de Pere Lachaise y la impresionante Biblioteca Nacional de Francia (BNF).
1- El centro de París, l’Île de la Cité.
Comenzaremos por la Île de la Cité (en el distrito cuarto) una isla situada en el río Sena, en pleno corazón de París, pero no sólo es importante desde el punto de vista geográfico, sino también histórico, ya que en ella tuvieron lugar importantes momentos históricos. En la Edad Media, la Île de la Cité se consideraba el centro político, religioso y jurídico de París, y en ella se construyen los monumentos más simbólicos de París, como la Catedral de Nôtre-Dame, la Sainte Chapelle y la Conciergerie. En el siglo XIX, las grandes obras de urbanismo que tuvieron lugar en la ciudad, dirigidas por el barón Haussmann, cambian radicalmente el paisaje de la Île de la Cité. Las casas que estaban alrededor de Nôtre-Dame fueron destruidas para construir la gran plaza delante de la catedral y poder admirarla desde diferentes ángulos. Además, la antigua prisión de la Conciergerie se convierte en un museo, y el Palacio de Justicia se agranda. Las estrechas calles del casco viejo se vuelven a trazar con el fin de que sean más funcionales, aunque algunas, como la calle Chamoinesse y la calle Colombe se quedan tal y como estaban. Por otra parte, las numerosas iglesias que estaban presentes en la isla se destruyen, lo que borra una parte importante del patrimonio medieval de París.
Actualmente, la Île de la Cité continúa apasionando a los historiadores y atrae a turistas de todo el mundo, que vienen a conocer algunos de los monumentos más emblemáticos de París. Como la archiconocida Catedral de Nôtre-Dame, de estilo gótico, construida entre el siglo XII y XIV, que fue la más grande catedral de Europa. Se reconoce fácilmente por sus dos torres y sus tres pórticos. Es uno de los monumentos más visitados de Francia, por lo que, si el visitante pretende ir con tranquilidad, es mejor ir temprano, ya que la mayoría de las veces hay bastantes colas. Una vez en el interior, nos impone el tamaño de esta catedral, con 103 metros de alto, con 130 metros de largo y 48 de ancho, una gran nave principal y cinco más pequeñas. No podemos dejar de admirar los rosetones y vidrieras, tan característicos del Gótico, que en Nôtre Dame son especialmente bellos.
La visita a la catedral es gratuita, pero, si quieren visitar las torres del siglo XIII (fachada occidental), tendrán que hacerlo con tiempo, porque suele haber bastantes colas y pagar. Aunque vale la pena, por las maravillosas vistas de la ciudad que hay desde lo alto (eso sí, si tienen pocos días de visita, lo mejor es ver la ciudad desde la Torre Eiffel, si deben descartar algo), y por las gárgolas y quimeras construidas por Viollet-le-Duc en el siglo XIX, así como la campana que construyó Bourdon en el siglo XVII. Eso sí, tienen que encontrarse en forma para subir los 387 escalones para llegar a lo alto de la torre sur. La entrada para la visita se sitúa en el exterior de la catedral, a la izquierda de la fachada, en la calle du cloître Nôtre-Dame.
Torres abiertas todos los días (último acceso 45 min. antes del cierre):
– 1 de abril-30 de septiembre: 10:00-18:30 (nocturno en junio, julio y agosto: sábados y domingos de 10:00-13:00).
– 1 de octubre-31 de marzo: 10:00-17:30.
No muy lejos del Palacio de Justicia, se encuentra la Conciergerie, la prisión parisina más antigua. Durante el periodo agitado de la Revolución francesa estuvieron allí 2800 detenidos, entre los que se encontraba María Antonieta. Es interesante la visita y hacernos una idea del lugar donde estuvieron todas esas personas. Por la noche, se puede ver el edificio iluminado con sus cuatro torres medievales, en una de las cuales está el reloj público de París, instalado en 1370 por Carlos V.
La Conciergerie y la Sainte Chapelle son los vestigios más antiguos del Palacio de la Cité, residencia y sede del poder de los reyes de Francia entre los siglos X y XIV, que se encontraba en este lugar, donde está el actual Palacio de Justicia, de estilo clásico y que posee una reja dorada de gran belleza. Se puede visitar la sala des Pas Perdus y la Chambre Dorée, donde estaba el tribunal revolucionario desde 1793 y donde fueron condenados personajes de la Revolución como María Antonieta. Actualmente se puede asistir libremente a una audiencia civil.
Uno de los monumentos más bellos de la ciudad es la Sainte Chapelle, una obra de arte de la arquitectura gótica, sobre todo por las impresionantes vidrieras que cubren toda la capilla, reemplazando a los muros y que dejan al espectador maravillado en cuanto las descubre. Es recomendable hacerlo un día con luz, ya que se pueden apreciar mejor los colores y las escenas de la vida religiosa que allí se cuentan. La entrada se realiza por la capilla baja, dedicada a la virgen, a la que acudían las gentes de servicio. Si quieren sorprender a sus acompañantes, pueden decirles que ésa es la Sainte Chapelle, para que después, una vez subidas las escaleras que les llevan a la capilla alta, puedan apreciar aún más su belleza.
Detrás del Palacio de Justicia se encuentra la Plaza Dauphine, una plaza triangular del siglo XVII rodeada por treinta y dos casas de ladrillo y piedra blanca que llaman la atención.
Para terminar, no podemos dejar de hablar del puente más antiguo de París, el Pont Neuf, uno de los primeros puentes de piedra, que tiene dos partes que se unen en un terraplén artificial resultado de la unión de las dos islitas del río sena. Desde el Pont-Neuf se puede divisar el río y el Museo del Louvre, y es un marco de animación constante.
2- Del Louvre al Marais.
Cruzando el río hacia el norte desde la Île de la Cité llegamos a un barrio que sigue siendo el centro de la ciudad y que destaca por sus museos y abigarradas calles, las únicas que escaparon a la ampliación hausmaniana.
Nada más cruzar el río vemos la Plaza de Chatelet rodeada de teatros y nos encontramos con la Rue de Rivolí, larguísima avenida llena de tiendas de ropa, sobre todo, que une la Place de la Concordia con la Place de la Bastilla.
En esta zona se encuentra el Louvre, la Torre de Saint Jacques, espigada y altísima, cerca del ayuntamiento de la capital, en francés, la Mairie de Paris, un edificio de gran belleza arquitectónica que el visitante no puede perderse. En la plaza de la Mairie de París se organizan eventos. La plaza, junto al río, sirve de puerta de entrada a dos barrios muy interesantes. El primero Beaubourg, donde reina el espectacular edificio del Centro Pompidou y Les Halles, –antiguo mercado de abastos convertido en explanada de diversión y compras. El segundo el Marais, que ha mantenido buena parte de la arquitectura prehausmaniada con calles más estrechas y palacetes hoy en día ocupados por museos y centros culturales extranjeros. Aquí encontramos el barrio judío con sus comercios y restaurantes típicos; el barrio gay con su no menos agradables bares y restaurantes donde ondea la bandera del arcoiris y la Place des Vosges, verdadera delicia con sus soportales sus galerías de arte y sus cafés, donde antaño se sentaba el cineasta Chabrol.
Al norte del Louvre se encuentra la famosa Place Vendôme, llena de joyerías selectas y con la columna de Napoleón, forjada con los cañones vencidos en la batalla de Austerlitz. Más allá la Opera Garnier que muestra en todo su esplendor el urbanismo hausmaniano.
3 – París típico París picante, Sacre Coeur y Pigalle.
Más al norte de la Opera Garnier y de los Grands Boulevars repletos de grandes almacenes y tiendas de lujo, se encuentra el barrio de Pigalle, conocido por el cabaret y por su gran iglesia. Es un barrio muy animado y popular donde se entrecruzan turistas, clases adineradas que han escogido la colina del Sacre Coeur para llevar una vida bohemia, y personas más humildes, emigrantes recién llegados. Las boutiques de souvenirs se intercalan con las salas X y las tiendas de productos eróticos. Una curiosa y animada, y sobre todo tranquila mezcla.
El Moulin Rouge se lleva toda la fama pero no es el único cabaret. Para los que esperen un edificio imponente, cuidado, puede decepcionar. Internándonos por las callejuelas donde se rodó la película Amelie vamos ascendiendo y encontramos librerías, pescaderías y tiendas de barrio que se mezclan con las de souvenirs y las galerías de arte. La colina del Sacre Coeur es uno de los lugares más espectaculares de París, también de los más conocidos y concurridos. Las vistas son increíbles, sobre todo si el día es claro. La iglesia y los jardines son muy bonitos, pero las callejuelas con sus empinadas escaleras o la pequeña ciudad para turistas que se sitúa tras la iglesia también tienen su encanto, con los caricaturistas y los pintores a los que un no, no basta.
4 -La gran perspectiva de París. Del Louvre a la Defense.
La principal avenida de Paris comienza en la Pirámide del Louvre, atraviesa el Jardín de las Tullerías, la Place de la Concordia y se convierte en Campos Elíseos a la altura de dos edificios grandiosos a menudo olvidados, el Grand y el Petit Palais, ambos museos.
Con los Campos Elíseos comienzan los cines, las grandes tiendas y más escondidas las boutiques de lujo de la Avenue Montaigne. Y así poco a poco vamos subiendo una suave cuesta, ya muy lejos del Louvre, para llegara al Arco del Triunfo, donde reposan los restos del soldado desconocido. Si nos damos la vuelta contemplaremos la gran perspectiva parisina. Pero es sólo una parte, porque la vista continua, la gran avenida continua hasta cruzar el Sena y salir de París. Allá, al fondo, fuera de la capita se encuentra la city parisina, el barrio de los negocios y los rascacielos de las multinacionales francesas, la Defense con su arco, no del triunfo, o tal vez sí, del postmoderno triunfo de algunos.
5 – La Torre, Napoleón y los Museos.
La Torre Eiffel se encuentra entre el distrito 7 y el 15 al oeste de París. Nada diremos de ella pues existe una página especial para el faro de París. Frente a ella, al otro lado del río se encuentra el Trocadero, museo, plaza, lugar de exposiciones y parque desde donde la vista de la Torre Eiffel es magnífica.
Muy cerca, en el mismo distrito 7 se halla el nuevo y flamante Museo de Artes no europeas construido por Jean Nouvel y que hay que visitar obligatoriamente. Y un poco más al este, de nuevo encaminándonos hacia el centro de Paris se encuentra la explanada de los Inválidos, con el Museo del Ejercito de un lado y la Tumba de Napoleón, y con el puente Alejandro III, el Grand Palais y el Petit Palais y los Campos Elíseos del Otro. Toda esta zona sería ideal para recorrerla a pie incluso desde la Torre Eiffel ya que los márgenes del Sena son de los lugares más bellos y románticos de París. Con un poco de tiempo y buenas piernas llegaremos al Museo de Orsay y, cáspita, ahí está otra vez Notre-Dame.
6- El Barrio latino y mucho, pero mucho más.
En las antiguas calles del tradicional barrio latino, ahora llenas de restaurantes y de tiendas, todavía se puede respirar la animación estudiantil, herencia de la Edad Media, en los cafés, las librerías y los cine-clubs.
La zona se organiza en torno a dos ejes, la Avenue Saint Germain que corre más o menos paralela al río y la Avenue Saint Michel perpendicular a la anterior y que parte de la homónima Place de Saint Michel.
Es el barrio de las galerías de arte (Saint Germain-des-près), de la Universidad (Barrio Latino), del Senado (Luxemburgo) de los teatros, las librerías, los restaurantes para turistas, y de los pubs (Mouffetard y Panteón).
El barrio latino es una pequeña zona del centro sur del centro de París. En el se encuentra la Universidad, la Sorbona y de ella obtuvo su nombre. En el pasado las universidades medievales impartían los cursos en latín, por ello el apelativo, nada que ver, por tanto, con la del sur de Europa.
El edificio de la universidad no se puede visitar, pero si ver desde fuera, junto a otros prominentes monumentos de la educación, como el College de France y el liceo Henry IV.
Mas al sur subiendo por la colina encontramos el imponente edificio del Panteón donde reposan los próceres de Francia, siendo todos muy respetables, lo cual dice bastante del respeto a la historia en Francia. Además del atractivo de los edificios la zona, sobre todo la que se encuentra tras el Panteón es un bonito ejemplo de urbanismo humano en pleno centro. El barrio de Mouffetard es muy animado y menos turístico que las avenidas de Saint Michel y Saint Germain situadas muy cerca. Números pubs y restaurantes dan mucha vida a un barrio eminentemente joven y estudiantil. La place de la Contrescarpe es un oasis de paz animada en el centro de una de las capitales más bellas del mundo.
Frente al Panteón se encuentra el jardín de Luxemburgo, donde encontramos el edificio del Senado, antiguo palacio de María de Médicis. Sus jardines se alinean con el observatorio de París y constituyen el antiguo meridiano 0 de Francia.
Volviendo hacia el Sena, descendemos por las callejuelas del barrio del Odeon, donde encontramos el Teatro del mismo nombre y numerosos cines, restaurantes, y tiendas de todo tipo. Al final junto a la estatua de Danton reencontramos la Avenue de Saint Germain.
El Barrio de Saint Germain des près fue antaño un barrio bohemio frecuentado por los pintores de las vanguardias, con Picasso a la cabeza y por los ideólogos de Mayo del 68, Simon de Beauvoir y Jean Paul Sartre. Sus cafés favoritos ahora son ocupados por las turistas. Sus calles por galerías de arte y librerías que se estiran hasta llegar al Sena.
Del otro lado de la avenida de Saint Germain, hacia el este, o bajando desde Mouffetard encontramos el barrio de Jussieu con su Universidad, el Jardín des Plantes, parque botánico, zoo y también los restos romanos de Lutecia. El curioso edificio del Instituto del Mundo Árabe nos acerca de nuevo al Sena, a sus puentes y a la Île de la Cité.
Finalmente, si desde Luxemburgo hacia el suroeste, seguimos el faro horrible de la Torre de Montparnasse, llegaremos al barrio del mismo nombre. Bonitos edificios hausmanianos y un cementerio inmenso donde reposan personalidades. Allí está dormidito, junto a su amor francés, Julio Cortazar.
Los otros parises.
Más alejados, menos concertados, más o menos conocidos otros monumentos se sitúan fuera de las zonas antes mencionadas.
El cementerio de Pere Lachaise.
En el distrito 20. Indispensable saludar a Edith Piaf, a presidentes y políticos, médicos y novelistas, allí descansan entre otros: María Callas, Apollinaire, Arago, Balzac, Sarah Bernhardt, Oscar Wilde, Miguel Ángel Asturias, y el último Presidente del Consejo de Ministros de la República española Juan Negrín.
Y, sí, por su puesto Jim Morrison, el legendario líder de The Doors.
La BNF
La Biblioteca Nacional de Francia, en el distrito 13, es un monumento en si mismo. Una de las obras realizadas durante el gobierno de François Mitterrand merece la visita aunque nos alejemos un poco del centro. Frente a ella el curioso edificio del palacio de deportes de Bercy.
La ciudad de la Ciencia.
El Parque de la Villette en el distrito 17 es un centro de ocio y conocimiento. Conciertos, exposiciones y congresos tienen lugar en este curioso edificio. El Canal de Saint Martin que recorre la ciudad y desemboca el en Arsenal junto a la Bastilla comienza aquí.
Vincennes
Un poco alejado del centro, en el distrito 12, el Castillo de Vincennes es una antigua prisión que hoy es la puerta del inmenso parque de Vincennes, pulmón de París y lugar de ocio y de cultura. En el Parc floral tienen lugar conciertos de jazz y cada dos años el Salón de la Filatelia.
Roland Garros.
Al otro lado de la ciudad más allá del distrito 16 se encuentra el otro pulmón de París, el Bosque de Boulogne. No demasiado recomendable de noche, de día es un lugar de esparcimiento. A sus puertas el estadio del PSG el Parque de los Príncipes y los edificios de Rolland Garros, donde Rafael Nadal gana casi siempre.