La Ciudad del Océano de Biarritz: arquitectura y mar

Líneas depuradas, orietación plena hacia el mar, luminoso Museo del Mar. Biarritz apuesta por la fachada marina.

A finales de junio de 2011 se inauguró la novedosa Cité de l’Océan, en Biarritz, en el sur de Aquitania. A dos pasos de España y de las playas de San Sebastian, este complejo científico-lúdico abre sus puertas en pleno País Vasco francés.

La nueva ciudad de la ciencia del suroeste francés ha sido pensada como un viaje interactivo hacia el fondo de los océanos del mundo. A lo largo del recorrido veremos la formación de los océanos en la Tierra; su importancia clave en la aparición y evolución de la vida; la complejidad de su funcionamiento y de los fenómenos biológicos y geológicos, sin olvidar los aspectos lúdicos y deportivos, no olvidemos que nos encontramos en Biarritz, una de las capitales mundiales del Surf. Y para terminar la desmitificación de mitos y leyendas que aún hoy son verdades para muchos. Así desde la historia y la ciencia, se muestran personajes celebres y relacionados con los mares y océanos, por ejemplo, Cristóbal Colón, Magallanes o Platón; mitos explicados científicamente como el Triángulo de las Bermudas, la Atlántida y el propio descubrimiento de América. Con todo, no se olvida la dura vida de los pescadores, cuya importancia en el litoral cantábrico hispano-francés es aún hoy importante. Gracias a la interactividad de la Cité de l’Océan, podemos sumergirnos en un sumergible similar al del Capitán Nemo de la famosa novela de Julio Verne, o coger el timón de un velero en plena tormenta, o surcar surfeando virtualmente las olas de Biarritz.

El complejo se sitúa en un conjunto situado en un parque junto al golfo de Vizcaya, diseñado por el arquitecto norteamericano Steven Holl. Su diseño metálico se integra en el césped verde y se abre hacia el mar que quiere comprender y explicar.

La necesidad de este tipo de museos, centros de divulgación y ciudades de la ciencia es grande, ya que nuestro planeta adolece aún de conciencia ecológica. Iniciativas como ésta buscan trasladar al gran público el respeto necesario de uno de los grandes motores de la vida en la Tierra: Los océanos.

El aumento del conocimiento ha mostrado que el ser humano está utilizando los mares de la tierra como grandes vertederos de todo tipo de substancias contaminantes y basuras. Al mismo tiempo se aniquila gran parte de la vida y se expolian sus recursos alimenticios y minerales. El hecho de que gran parte de la superficie marina no pertenezca a ningún país, junto a la inmensidad oceánica y a la aparente inagotabilidad de sus recursos. El asentamiento en el panorama internacional de nuevas potencias como China, India, Brasil, Sudáfrica o Indonesia y la perennización de un modelo socioeconómico basado en el aumento geométrico de la producción y el consumo hacen de los mares, los nuevos espacios a controlar, conquistar y explotar. Evidentemente, a nadie se le ha ocurrido pensar en las restricciones y en el cuidado de recursos, que como su propio nombre indica, son limitados.

La ciudad del oceano es un centro interactivo donde se toma conciencia de la importancia de los mares para la supervivencia del hombre.

La sobreexplotación de la pesca o la búsqueda intensiva del petróleo off-shore, -es decir el que se encuentra bajo los fondos marinos, a veces a miles de profundidad -, se vende como panacea alimentaria y energética para un mundo cansado y contaminado. Alternativas como esta se unen a la explotación de las arenas bituminosas de Alberta, al gas pizarra, etc… Todas ellas representan una ganancia abismal para unos pocos y riesgos compartidos para todos.

Precisamente eso es lo que más se echa en falta en la Ciudad de los Océanos de Biarritz, una visión un poco más crítica sobre las formas de explotación y las necesidades de protección del principal baluarte de la vida. Es cierto que una de las áreas temáticas trata de las energías limpias y renovables ligadas a los mares. No obstante, se habla poco de la reducción o extinción de centenares de especies marinas y de zonas enteras de los litorales y mares. O de la creación de las inmensas islas de basura en el centro de los grandes océanos del mundo. Islas de basura fragmentada, mayoritariamente plástico, que se acumula inexorablemente mostrando la incapacidad de gobiernos y ciudadanos para gestionar un modelo de sociedad altamente nocivo para hombres y Tierra. Una vez más la parte oscura del ser humano se esconde bajo la alfombra, esperando que desaparezca como por arte de magia en algún Triángulo de las Bermudas.

Por todo ello, como siempre, no olviden completar las útiles informaciones que nos ofrecen iniciativas como las de la Cité de l’Océan de Biarritz, con una mirada crítica y con la sana y científica duda crónica.

Por Vastar Yoles para blog-francia.com