
Los franceses y, como no los parisinos, adoran los dulces, los pasteles y las pastas. Desde los conocidísimos croissants, hasta las deliciosas pastas y pasteles árabes, París rezuma de pastelerías, –patisseries– y panaderías, –boulangeries-, que siempre están abiertas y siempre llenas, son uno de los comercios más populares de Francia.
La variedad es inmensa, con pasteles de diversos orígenes, árabe-magrebí, judías, rusas, mediterráneas, etc. No se pierdan los dulces durante el Ramadán musulmán, o los judíos que se encuentran fácilmente en el barrio del Marais, muestra de que los conflictos no son inevitables y que los dulces y la gastronomía amansan la violencia de los humanos. Disfruten de está gran variedad, sin excesos claro está.
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Bon apettit.



