Arquitectura de Francia

Catedral Notre Dame de Estrasburgo, la misma que impresionaba a Göethe.
Catedral Notre Dame de Estrasburgo, la misma que impresionaba a Göethe.

En arquitectura, ya los celtas dejaron su huella en la erección de grandes monolitos o megalitos, y la presencia griega desde el siglo VI a.C. se recuerda hoy en la herencia clásica de Massalia (Marsella). El estilo romano tiene bellos ejemplos en la Maison Carrée («Casa Cuadrada»), templo romano edificado entre 138-161 adC., o en el Pont du Gard construido entre los años 40 y 60 d.C., en Nimes, sur de Francia. Es símbolo del arte romanesco la Catedral de Arlés construida en Provenza en el siglo XII.fran

A mediados del siglo XI se desarrolló en Europa occidental el estilo románico, cuyo modelo inicial fue el monasterio benedictino de Cluny, en Borgoña. Algunos magníficos ejemplos de la arquitectura románica, muchos posteriormente reconstruidos, son las iglesias de Sainte Foy de Conquer, Saint Sernin en Toulouse, la Madelaine de Vèzelay, y las catedrales de Autun, Cahors y Aviñón.

La arquitectura de Francia es también conocida por sus grandes iglesias góticas, levantadas entre los siglos XII y XV. El origen de la arquitectura gótica se sitúa en el norte de Francia, a mediados del siglo XII. Plasmado en obras tan significativas como son la iglesia abacial de Saint-Denis, la Sainte-Chapelle de París y las catedrales de Amiens, Chartres, Reims, Notre Dame de París o Estrasburgo.

En la arquitectura y las artes plásticas, el Renacimiento, que apareció por primera vez a finales del siglo XV en Italia fue en gran parte un fenómeno importado, con pocas innovaciones autóctonas de Francia. Entre las edificaciones renacentistas cabe mencionar el palacio de Fontainebleau, los famosos castillos, – en realidad palacios-. del Loira y el Castillo de Blois entre otros.

El arte arquitectónico Barroco y el Rococó tienen obras extraordinarias en Francia. Tal es el caso del Palacio del Louvre, la Iglesia de Santa Genoveva, entre tantos otros.

El modernismo o arte moderno en arquitectura abarca todo el siglo XIX y la mitad del XX. Entre las construcciones más conocidas del siglo XIX se encuentran la Segunda Ópera Imperial de París (1861-1875), de Charles Garnier, y el símbolo de la arquitectura de Francia por excelencia, la Torre Eiffel (1889), en hierro forjado. Su creador, Gustave Eiffel revolucionó la teoría y práctica arquitectónica de su tiempo en la construcción de gigantescos puentes y en el empleo de materiales como el acero.

El Movimiento Moderno en Francia.

Otros grandes de la arquitectura universal del siglo XX son los arquitectos Auguste Perret y Le Corbusier, especialmente por sus aportes urbanísticos en las edificaciones de viviendas y conjuntos habitacionales. Realizaron obra notable por sus diseños revolucionarios y atrevidos, utilizando cemento y acero como principales materiales de construcción.

Villa Saboya de Le Corbusier
Villa Saboya de Le Corbusier

Le Corbusier, nacido en Suiza, dejará una fuerte impronta en la arquitectura y el urbanismo mundial. Sus construcciones, de casas (Villa Saboya), edificios públicos (Capilla de Ronchamp), su planteamiento urbanístico, su visión de la nueva organizacion de la ciudad serán capitales para comprender el desarrollo urbano en Europa tras la II Guerra Mundial.

La influencia de Le Corbusier ha sido grande, tanto en la arquitectura como en el urbanismo. Su visión social de la nueva ciudad y el nuevo urbanismo hoy es contestada, pero su intención fue siempre reformista y socialmente progresista. Los grandes bloques de la periferia de París se basaron en parte en visiones como la suya, sin embargo, como en todo proyecto urbano, la arquitectura no basta si no es acompañada de un programa social total. Mientras en España, los grandes bloques de casas ocupan buena parte del centro de las ciudades y son síntoma de buena posición social, en Francia, los enormes bloques se encuentran básicamente en la periferia, en la banlieu, y se asocian sistemáticamente a las viviendas de protección oficial, los HLM. Una vez más algo que en España es una bicoca, -obtener estas casa, tan buenas como las demás a precios muy inferiores a los del mercado-, en Francia es un estigma, vinculado a la emigración pobre y a los barrios conflictivos. El hecho de que el hormigón haya envejecido mal y que el Estado se haya desentendido en buena medida de dichos barrios crea una asociación maligna que perturba la percepción del espíritu como de las formas de la arquitectura de postguerra. Más allá de si nos gusta o no esa orientación urbanística, habrá que reconocer que los resultados de la misma han sido muy distintos en Le Havre, donde todo el ejemplar centro reconstruido tras la guerra forma parte del Patrimonio Universal de la UNESCO, o en La Cournevue, ciudad marginalizada de la banlieu parisina, llena de conflictividad social.

Otros arquitectos como el finlandés Alvar Aalto, que se orientó más hacia el funcionalismo y la arquitectura orgánica han dejado muestra de su genio en Francia. La Villa Louis Carré, construida entre 1957 y 1960 en à Bazoches-sur-Guyonne en el departamento de Yvelines, en Ile de France enriquecen más aún si cabe el patrimonio arquitectónico de Francia, proporcionándole una diversidad difícil de encontrar en otras partes del mundo.

Aalto proyectó está residencia para el marchante de obras de Arte Louis Carré. Hoy pertenece a la Fundación Alvar Aalto y está abierta al público.
Aalto proyectó está residencia para el marchante de obras de Arte Louis Carré. Hoy pertenece a la Fundación Alvar Aalto y está abierta al público.