Paseando por los barrios de la ciudad de Lyon, podemos trasladarnos a épocas lejanas. Los vestigios del primer emplazamiento de la ciudad urbanizada por los romanos, la colina de Fourvière y su teatro, el templo de Cybèle y el Odeón son testimonio del poder de la ciudad en la época galo-romana. Hay que decir que Lyon es la única ciudad de Francia que posee un yacimiento arqueológico permanente.
La importancia del clero católico en el siglo XIX se muestra en la Basílica de Fourvière que da nombre a la colina -llamada la “colina que reza”-. En cuanto al barrio de la Croix-Rousse –denominada “la colina que trabaja- nos trae a la historia obrera de la ciudad en el siglo XIX con sus altos edificios que albergaban a los Canuts, tejedores de seda, famosos por sus revueltas y por influir en el pensamiento social del su siglo. En la misma época, los lioneses atraviesan el río Ródano y urbanizan la orilla izquierda: comienza con los bellos edificios hausmanianos, y después el desarrollo continuará con la instalación de industrias e interesantes polos de cultura obrera.
Atravesando el otro río, el Saona, un Renacimiento de tonalidades florentinas se impone en el Vieux Lyon (barrio de Saint Jean, Saint Georges y Saint-Paul). Entre las dos orillas está la península donde se concentrar los testimonios de todas las épocas: desde la huella de una Edad Media muy religiosa (la Abadía Saint Martin d’Ainay), hasta las grandes avenidas del siglo XIX (actuales calle de la République y calle Herriot), pasando por algunas calles renacentistas o los bellos monumentos de la ciudad clásica (el Hotel-Dieu, el Ayuntamiento, el Musée des Beaux-Arts), sin olvidar los monumentos más contemporáneos símbolos del apogeo de la ciudad. Arquitectos actuales, como Jean Nouvel (que diseñó el Museo del Quai de Orsay de París y la Torre Agbar de Barcelona) y Yann Kersalé, han renovado de forma audaciosa la Ópera; y Santiago Calatrava ha imaginado una estación de tren en forma de mariposa, en Saint-Exupéry…
Orilla derecha del río Saona: el casco antiguo de Lyon y Fourvière
El barrio histórico (Vieux-Lyon)
El barrio Vieux-Lyon es una de los conjuntos renacentistas más vastos de toda Europa. Forma parte del área clasificada en el patrimonio Mundial de la UNESCO en 1998. En él destacan tres edificios religiosos:
La Catedral Saint Jean: la más antigua, conserva un ábside románico pero se inscribe dentro del estilo gótico, que podemos ver en el reloj astronómico y en su rosetón central. La capilla des Bourbons se construyó en una época más tardía (siglo XV).
La Iglesia romana Saint-Paul, con su campanario octogonal, sus frescos de ángeles músicos de 1480 y su excelente acústica propicia a los conciertos.
La Iglesia Saint-Georges, construida en el siglo XIX por Bossan, arquitecto de la basílica de Fourvière. Las casas de la Edad Media que se encuentran alrededor han sido restauradas en los siglos XVI y XVII.
En el Renacimiento, Lyon le dio una oportunidad a jóvenes arquitectos, como Philibert Delorme, que realizó una galería famosa uniendo dos inmuebles de la calle Juiverie.
En 1960, el barrio Vieux Lyon estaba en un estado lamentable. Numerosos edificios estaban en peligro y diferentes proyectos urbanísticos preveían ciertas demoliciones. Pero gracias a la acción del Estado, del ayuntamiento y de una asociación, el barrio fue el primero de toda Francia en convertirse en “sector preservado” en 1964. A partir de ese momento se han renovado dos tercios de los edificios que conforman este conjunto renacentista. Entre ellos se encuentran:
El palacete de Gadagne, edificio del siglo XVI que alberga el Museo de historia de la ciudad y el Museo internacional de la marioneta.
La Loge du Change, de 1630, modificada por Soufflot en 1748, era un edificio destinado a banqueros y mercaderes.
La Casa du Chamarier, que lleva el nombre del dignatario que cobraba las contribuciones de las ferias.
El Palacio Saint-Jean, residencia episcopal desde la Edad Media que fue transformada por Soufflot en 1750 y después por Chenavard.
La Casa des Avocats (sede de los abogados), posada de la Cruz de Oro en el siglo XVI que posee una magnífica galería de soportales.
El barrio de Fourvière et Saint-Just
La colonia romana se implantó en la colina de Fourvière que está llena de vestigios de la antigua Ludunum: el teatro antiguo de Fourvière -considerado como uno de los más antiguos de Francia- y el Odeón galo-romano forman un yacimiento arqueológico importante. En el primero tenían lugar farsas, pantomimas y otros espectáculos ligeros. Estaba compuesto de gradas de piedra y acogía a 10000 personas. El Odeón era en cambio más íntimo, albergando espectáculos musicales y lecturas públicas de poesía. Actualmente continúan haciéndose en ambos espacios espectáculos y conciertos en verano.
A partir del siglo XVI y, sobre todo, durante el siglo XVII, se instalaron congregaciones religiosas en la colina, lo que ha hecho de Fourvière “la colina que reza”. El barrio aún conserva la marca de la influencia de estas órdenes.
También pueden admirarse restos de acueductos (el acueducto del Gier), el santuario de Cybèle, las termas o la tumba de Turbio. A ambas partes del yacimiento se puede distinguir la torre metálica de Fourvière, el punto culminante de Lyon.
El Museo de la civilización galo-romana, cuyo edificio se encuentra prácticamente enterrado, está integrado en el parque arqueológico. En él hay múltiples colecciones de estelas, estatuas y mosaicos del periodo galo-romano.
A proximité le site archéologique dévoile le grand théâtre et l’odéon romains juste à côté. Le premier, édifié en 15 av. J.-C., était composé de gradins de pierre et 10 000 personnes pouvaient y prendre place. Son diamètre atteignait 108 m. Il s’adosse naturellement à la colline. Contrairement à ce qu’on peut penser, on y jouait des farces, pantomimes et autres spectacles légers. L ‘ odéon voisin, plus intime mais comparable dans sa conception, abritait les spectacles comme la musique, les lectures publiques de poésie.
Basílica Fourvière
La Colina de Fourvière está dominada por la Basílica de Notre-Dame de Fourvière, dedicada a la Inmaculada Concepción. Es obra de Pierre Bossan y su construcción comenzó en 1872, pero las obras escultóricas no llegaron a terminarse. Está rodeada por cuatro torres octogonales que dominan la ciudad. En ella podemos ver diferentes estilos arquitectónicos que caracterizaban el eclecticismo del siglo XIX: gótico en su fachada; neoclásico en el techo del pórtico; modernismo o “Art Nouveau” en los frisos florales del zócalo…La basílica es uno de los puntos de referencia más visibles de todo Lyon y en otras épocas era un símbolo del poder religioso de la ciudad.
Saint Just – Saint Irénée
La Iglesia de Saint-Just se encuentra al sur de la Colina de la Fourvière y es una de las iglesias más grandes de Lyon. Destruida por los protestantes en 1562, será reconstruida en el siglo XVI. Su bella fachada fue realizada por Ferdinand-Sigismond Delamonce en el siglo XVIII.
En el barrio de Saint-Just-Saint Irenée se instalaron basílicas funerarias (los Macabeos en el siglo IV, San Irineo en el siglo V)). Tras diversas excavaciones realizadas en el yacimiento, se encontraron vestigios de varias iglesias que reflejan la evolución de esta zona religiosa del siglo IV al XVI. La iglesia de Saint-Irénée es una de las más antiguas de Francia. En ella destacan los vestigios del ábside paleocristiano, una cripta restaurada y el calvario de Lyon.
Barrio Renacentista
Descendiendo la colina por el funicular (« la ficelle ») o a pie por alguna de las numerosas pendientes de gran desnivel que nos llevan a la ciudad (subida del Gourguillon, subida de Saint-Barthélemy, subida de las Carmelitas…) o por los Jardines del Rosario, se llega al barrio del renacimiento del antiguo Lyon.
Este barrio está formado por edificios y palacetes de la época renacentista (Tour Rose, maison des avocats, maison du Chamarier, maison Thomassin, maison Claude-Debourg, hôtel du gouvernement, hôtel Paterin, hôtel de Gadagne, l’hôtel de Bullioud…) y calles medievales, cuyas arterias principales son la calle Saint-Jean y la rue du bœuf.
Numerosas tiendas de artesanía y célebres restaurantes (llamados bouchons) donde se puede degustar la célebre gastronomía lionesa, animan estas calles que están unidas por los famosos traboules, pasos abiertos a los islotes (hay unos 320 en todo el casco histórico). A orillas del río Saona se encuentra el Palacio de Justicia de estilo neoclásico llamado las “24 columnas”. Por otra parte, está el palacio Saint-Jean construido sobre la antigua Manécanterie (fachada del siglo XI) que alberga el tesoro de la catedral.
Entre el Ródano y el Saona
La Península (Presqu’île)
Atravesando el Saona por los puentes o las pasarelas, se llega a la península (Presqu’île), el auténtico centro de Lyon, de estilo clásico. Las fachadas de los muelles del Saona y de la calle Mercière de estilo renacentista se asemejan a las del viejo Lyon. En la Edad Media y en el Renacimiento, esta calle era el centro de la actividad mercantil y de la imprenta.
Las dos grandes plazas de la península, la plaza Bellecour y la plaza des Terreaux están unidas por la calle de la République, una ancha avenida peatonal –de las más largas de Europa- de estilo haussmaniano donde se concentran bancos, tiendas y restaurantes de lujo y cines. La animación se ve reforzada también por la presencia de numerosos cafés
Además, pueden contemplarse los monumentos clásicos más importantes de la ciudad:
El Hotel Dieu, a orillas del Ródano, fue el primer hospital de Lyon. Destaca su increíble fachada de 375 metros diseñada por el gran arquitecto Soufflot.
En el teatro de los Célestins, reconstruido varias veces tras numerosos incendios, destacan la hermosa sala edificada por Gaspard André en 1877 y la fachada de estilo italiano.
En los Cordeliers, se encuentra el Palacio de la bolsa de estilo del Segundo Imperio.
El ayuntamiento (Hôtel de ville), que se encuentra en los Terreaux, es sin duda el edificio histórico más bonito de la ciudad. Construido por el arquitecto de la ciudad, Simon Maupin, en 1646 ha sido restaurado más tarde tras un incendio en 1674 que lo había destruido en parte. La decoración interior se renovó totalmente en el Segundo Imperio.
La Ópera Nacional fue edificada por Chenavard y Mollet en 1829 sobre la base del Teatro de Soufflot. Se renovó totalmente en los años 90 por Jean Nouvel; en esta renovación destaca la cúpula de cristal.
El Palacio de la Bolsa de 1862 es obra de Dardel y simboliza el poder financiero de Lyon en el siglo XIX. Es además la sede de numerosos establecimientos bancarios y consulares.
En el barrio existen numerosas plazas dignas de mención: la plaza Bellecour, la cuarta más grande de Francia y la plaza peatonal más grande de Europa, con una estatua ecuestre de Luis XIV en el centro. Muy cerca, se encuentra la plaza Antonin-Poncet, que ocupa el espacio del antiguo hospital de la Caridad del que hoy sólo queda el campanario. Frente al ayuntamiento, la Plaza des Terreaux, renovada por Daniel Buren, tiene una fuente de Bartholdi.
La Plaza de los Jacobinos ocupa un antiguo convento del mismo nombre y hoy posee una bella fuente del siglo XIX. Frente al teatro, la pequeña Plaza des Célestins constituye un rincón pintoresco con una terraza de madera, los bancos y las magnolia.
A dos calles de aquí, la Plaza de la República, situada en la calle del mismo nombre, ofrece una bella perspectiva de las fachadas haussmanianas de la calle de la República y de la calle Carnot. Para terminar, la Ópera Nacional se encuentra entre la Plaza de la Comedia y la Plaza Louis-Pradel, lugares favoritos de bailarines de hip-hop y los skateurs.
Además, al igual que en el Viejo Lyon, este barrio alberga numerosos palacetes: hôtel de Villeroy, Lacroix-Laval, Couronne, Poulaillerie, etc.
En la parte sur de la Presqu’île se encuentra la Basílica Saint-Martin d’Ainay, testimonio del arte románico del siglo XI. Subiendo hacia el norte, en la Plaza des Cordeliers, está la iglesia Saint-Bonaventure. Y yendo hacia el río Saona, la iglesia Saint-Nizier, de estilo gótico flamígero y renacentista, construida entre los siglos XIV y XVII. Cerca se encuentra la Capilla de la Trinidad del siglo XVII del Instituto Ampère, que se inscribe dentro del arte Barroco.
Barrio de la Croix-Rousse
Al norte de la península se encuentra el barrio de la Croix-Rousse caracterizado por sus pendientes, sus traboules o sus edificios Canuts. Las pendientes se encuentran dentro de la zona declarada patrimonio de la UNESCO. La más famosa es la Subida de la Grande Côte, una de las vías de acceso entre Lyon y la Croix-Rousse, rodeada de casas desde la Edad Media, ha conservado en su parte baja la fisonomía que tenía en el siglo XIX. La parte alta ofrece un hermoso panorama de la ciudad.
Los Traboules son otro elemento característico de este barrio. Se trata de pasos de norte a sur en el sentido de las cuestas que han sido concebidos para facilitar la circulación de los peatones. Un ejemplo es el paso Thiaffait o la Cour des Voraces.
Los Canuts (obreros de la seda) ocupaban los edificios concebidos para albergar los imponentes telares manuales y mecánicos inventados por Jacquard. Eran muy altos y tenían numerosas ventanas. Destaca el edificio des Voraces por su espectacular escalera de concepción muy moderna.
En el barrio de la Croix-Rousse existen otros monumentos dignos de mención:
El Anfiteatro des Trois Gaules, testimonio de la ocupación romana del barrio, fue construido hacia el año 19 d.C. y es el anfiteatro galo-romano más antiguo.
El “Grenier d’Abondance”, construido en 1720 para almacenar el trigo necesario para el consumo de los lioneses, alberga actualmente la Dirección General de Asuntos Culturales.
Les Subsistances es el antiguo convento de Santa María de las Cadenas del siglo XVII, y ha sido rehabilitado y transformado en un centro de creación artística.
La residencia Villemanzy es el antiguo monasterio de las damas de Santa Isabel, después cuartel y hospital militar, y en 1988 residencia para investigadores extranjeros. Ofrece unas vistas magníficas del Ródano.
Al oeste de la colina, la Iglesia Saint-Bruno des Chartreux es un buen ejemplo de Barroco francés, con su cúpula construida en el siglo XVIII por Souflot. Es es único testimonio de los numerosos conventos que había en la colina antes de la Revolución.
Para terminar, en el norte de la ciudad, se encuentra la capilla romana de l’Ile Barbe, uno de los edificios más antiguos de la región.
Orilla izquierda del río Ródano
En el barrio clásico y hausmaniano des Brotteaux se encuentra la Estación des Brotteaux, la hermosa plaza del Maréchal-Lyautey y su fuente. En el norte está el Parque de la Tête d’Or, el más grande de la ciudad y el primer parque urbano de Francia, un auténtico pulmón verde con un lago, árboles centenarios, un parque zoológico, trenecitos, espectáculos de gignol…Este parque bordea la Cité internationale, centro cultural, turístico y de servicios, donde se encuentran oficinas, salas de conferencia, hoteles, el Museo de Arte contemporáneo, cines y un auditorio.
Más al sur, está el barrio del antiguo faubourg de la Guillotière, con su palacio de la Prefectura y las facultades del muelle Claude-Bernard. Se llama la pequeña “Chinatown lionesa”, por su tradición cosmopolita.
En el extremo sur se encuentra el barrio de Gerland, donde se pueden observar las obras arquitectónicas de Tony Garnier: el estadio municipal de Gerland, y unos antiguos mataderos hoy transformados en vastas salas de conciertos y exposiciones.
Para terminar, en el este, nos encontramos con el barrio de La Part-Dieu y sus torres, segundo barrio financiero de Francia -después de la Défense, en París- dominado por la Torre Part-Dieu, llamada también “le crayon” (el lápiz) por los lioneses.
En el barrio de Montplaisir, destaca la Manufacture des tabacs, edificio polícromo que alberga una universidad; y el Palacio de los hermanos Lumière, transformado en museo del cine.
Los amantes de la arquitectura contemporánea encontrarán más al este la Masion du livre, de l’image et du son, realizada por Mario Botta; la mediateca hecha por Dominique Perrault, así como la estación de tren TGV del aeropuerto internacional Saint-Exupéry realizado en 1997 por Calatrava.
Recorriendo la ciudad, destacan también los frescos murales, especialidad lionesa. Por ejemplo, el Fresco de los lioneses -que representa a algunos lioneses célebres a orillas del río Saona-, el muro des Canuts, el fresco Lumière y los frescos dedicados a Tony Garnier.
La ciudad de Lyon tiene un encanto especial por la noche, ya que sus monumentos destacan gracias a juegos de luces. De hecho, Lyon es uno de los pioneros en este campo (Plan Lumière).