El esquí evoluciona, la forma de esquiar ha cambiado mucho en los últimos años, nuevas disciplinas deportivas han calado en el público. Hoy en día deportes como el snowboard ya son practicados en todas las estaciones de esquí. Rarezas de hace unos años, como la BTT (la bicicleta de montaña) en la nieve, ya son populares y las estaciones han creado espacios y pistas balizadas para los ciclistas, los snowboarders, crossboarders y los skaters que vuelan sobre el half-pipe.
Muchas de estas disciplinas aportarán medallas a las potencias del deporte blanco en las próximas Olimpiadas que comienzan en enero en la ciudad canadiense de Vancouver. Pero todos estos cambios no son sólo cosa de medallas y de Juegos Olímpicos, también el turismo y las empresas que gestionan las estaciones de esquí se han apuntado a esa moda, que al parecer es muy lucrativa.
A la diversificación de la oferta blanca y a la mejora de las instalaciones se añaden otros cambios que afectan a la forma de disfrutar de las estaciones de esquí. En España o en América Latina la nieve sigue siendo algo reservado a las clases más pudientes, si exceptuamos las regiones cercanas al Pirineo español.
En Francia la situación es diferente. Ir a la nieve es algo popular y por ello la crisis económica que ha afectado menos al sector en España, pasa factura a las estaciones galas. Muchos franceses deseosos de seguir practicando un deporte, que les pone en contacto con la naturaleza y les saca del asfalto y la ciudad, están cambiando la manera y, sobre todo, el lugar donde esquían.
Las estaciones más conocidas se sitúan a más de 1500 o incluso a 2000 metros, gozando de más y mejor nieve, de pendientes más vertiginosas y mejores vistas. Esto las ha hecho tradicionalmente más atractivas y por tanto más caras. Dado que las diferencias de precio son cuantiosas, aquí es donde se hace la diferenciación de clase en Francia. Siempre han existido estaciones de moda, más chics y otras más populares y masivas. La crisis económica que ha golpeado como es lógico a los hogares menos favorecidos y a las clases medias ha hecho que la mayoría de los esquiadores se aprieten el cinturón. Si a esto añadimos que los dos años han sido particularmente abundantes en nieve, se observa en los Alpes, en los Pirineos, en el Jura, los Vosgos y el Macizo Central que las estaciones que están ganado adeptos y, por tanto, las que están recaudando más son las estaciones de media montaña, situadas entre 1000 y 1500 metros.
La innovación es la palabra más importante para estas estaciones de esquí. Han sabido atraer a nuevos clientes proporcionándoles nuevas instalaciones, muchas de ellas imposibles de construir en las estaciones situadas a mayor altura. El desnivel que antes era un punto positivo se hace hoy un problema, en cambio el espacio de estas estaciones situadas en zonas de más llanas es la ventaja.
Eso y el precio. El elemento económico hace que las estaciones tengan que replantearse su política de precios. Son las ventajas y los inconvenientes de la democratización del consumo, en este caso de la práctica del esquí. Al ser más popular, el sector es más frágil ya que no son sólo los más ricos los que disfrutan de la nieve y de las cumbres de las montañas. La presión del consumidor se nota, como se notará en las Olimpiadas que los franceses esquían más que los españoles, los argentinos o los colombianos. Lo veremos en el medallero y en el interés por los Juegos. Quizá, simplemente no lo veamos. Una vez más los Pirineos marcan la diferencia.
Arto Paquetto
Beau
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Me gusta mucho su blog. Lo visito a menudo. Parece que conoce muy bien Francia. No dejaré de recomendar su página.
Saludos desde Alemania.