Gracias a su Centro Pompidou inaugurado el 12 de mayo de 2010, Metz espera tener unos resultados económicos semejantes a los de Bilbao con el Guggenheim. Un sueño compartido por Lyon, Marsella y Lens, cuyos grandes proyectos de museos descentralizados no acaban de despegar, retrasados por causas financieras o técnicas: el Louvre de Lens, previsto para 2012, el Mucem, en Marsella (2013) o Influences, en Lyon (2015). Por ello no es raro que hayan pasado nueve años desde que se decidió implantar una sucursal de Beaubourg en provincias.
Todos ellos son ejemplos reveladores de una nueva concepción del acondicionamiento del territorio que podríamos llamar « urbanismo cultural », donde el museo se ha convertido en una herramienta de desarrollo. Se trata de dinamizar territorios estancados a través de la cultura y del arte, que se hace mas atractivo gracias a una arquitectura moderna y audaz. Quién hubiera apostado por el poder de seducción de unos establecimientos considerados elitistas y cerrados. Pero, en realidad, los museos se han modernizado y sus exposiciones tienen un éxito que crece; son lugares atractivos que pueden cambiar la imagen de la ciudad, como ocurrió en Bilbao.
Bilbao: el nacimiento de un mito
Pronunciar la palabra Bilbao supone hablar de desarrollo, de renacimiento…Todo el mundo admira lo que allí se hizo desde la construcción del Guggenheim: ciudades como Sao Paulo o Bangkok se intenta copiar este modelo y tener el mismo éxito.
Todo comenzó en 1997, cuando las autoridades vascas decidieron implantar una sucursal del Guggenheim de Nueva York. La ciudad, que había sido muy próspera en otros tiempos y que se había venido abajo tras la caída de la industria naval, no era la ciudad glamourosa y cosmopolita que es hoy: a los turistas no se les ocurría parar para visitarla.
Las instantáneas del museo construido por Frank Gehry han dado la vuelta al mundo. Este hermoso edificio de titanio atrae cada año cerca de un millón de visitantes y los resultados económicos son increíbles (más de 185 millones de euros). Gracias a este edificio fuera de lo común, Bilbao ha pasado la página de una deinsdustrialización dolorosa y ha realizado un cambio en profundidad. La ciudad se ha convertido en una capital económica fuerte y en un auténtico destino turístico.
Metz y el Centro Pompidou: persiguiendo el “efecto Bilbao”
Metz ha estado afectada por la reestructuración industrial, y pretende terminar con su reputación de ciudad morosa apostando por la modernidad. Y ese cambio de imagen se intentará hacer gracias al Centro Pompidou.
Como el Guggenhein, el Centro Pompidou es increíblemente fotogénico. Su inmensa cubierta de 8000 metros cuadrados compuesta por una estructura de madera recubierta por una tela blanca de vidrio y teflón, recuerda un sombrero chino o un champiñón gigante.
El edificio, concebido por el japonés Shigeru Ban y su socio francés Jean de Gastines, es de una gran amplitud en su interior, y las galerías son increíbles: 1000 metros cuadrados cada una, terminadas a cada lado por anchos ventanales abiertos a la ciudad.
Las obras serán prestadas de forma gratuita por el Centro Pompidou de París (Museo Nacional de arte moderno) –al contrario de lo que ocurre con la fundación Guggenheim, que le cobra las exposiciones a sus sucursales-, que posee la más bella colección de arte moderno y contemporáneo, la más importante de Europa, con 60000 piezas, la mayor parte conservadas en reservas (a falta de espacio en el Beaubourg).
Con esta infraestructura de alto nivel, la ciudad de Metz, podrá convertirse en la ciudad del arte contemporáneo en el noreste europeo, atrayendo público de Bélgica, Alemania y Luxemburgo, tierras predilectas de los amantes y coleccionistas de arte moderno.
Origen de la idea
El presidente del Centro Pompidou (hoy ministro de cultura), Jean-Jacques Aillagon, propone en 2001 la idea de descentralizar las colecciones nacionales. A pesar de que la obras del TGV Este acababan de comenzar, todos los políticos votaron por el proyecto, ya que había comprendido el fuerte potencial de desarrollo para la ciudad de Metz y la región. Además, no era más caro que un teatro o una sala polivalente. De todas formas, la ciudad no podía financiarlo en su totalidad, y tuvo ayudas del departamento, de la región, del Estados y de fondos europeos.
Plan de Renovación urbano
Un museo no puede resolverlo todo. Así que, en Bilbao, la construcción del Guggenheim se inscribió dentro de un plan de renovación urbano global que sería el punto de partida de una mutación de gran amplitud: la renovación de las orillas de la ría, el metro de Norman Forster y el aeropuerto de Santiago Calatrava. Este gasto público posibilitó el regreso de los inversores, atraídos por la imagen de la ciudad.
Metz intenta seguir el modelo de Bilbao renovándose. Así, se ha relanzado el acondicionamiento del barrio del Anfiteatro, situado justo detrás del museo, que se había estancado por falta de financiación. Por otra parte, en la antigua estación de mercancías, que ocupa unas 42 hectáreas, se prevé la construcción de un palacio de congresos, hoteles, un mercado acristalado concebido por el arquitecto Nicolas Michelin, viviendas y espacios verdes.
Pero todavía es pronto para saber si el museo será una herramienta de desarrollo local, pero a nivel cultural, hay grandes expectativas. Parece que, los turistas llegarán a la ciudad de Metz para admirar la belleza de su patrimonio, y, sobre todo, esa maravilla de la arquitectura moderna: el Centro Pompidou.