El legendario Moulin Rouge celebra 120 años de espectáculo y glamour. El 6 de octubre de 1889, coincidiendo con la Exposición Universal de París, abría sus puertas par convertirse en el cabaret más conocido del mundo. Situado a proximidad de Montmatre, en el animado barrio rojo de Pigalle-Blanche, este célebre cabaret parisino ha sabido conservar su universo mítico y atrae a visitantes de todo el mundo que disfrutan de los conocidos espectáculos de bailarinas en cancán, lentejuelas y plumas.
Joseph Oller y Charles Zidler querían construir el «primer palacio de la mujer y el más grandioso de los templos de la danza«. Y su éxito fue enorme. Grandes vedettes como la Goulue, Jan Avril o Valentin le Désossé llenaron las salas del cabaret, convirtiéndolo en lugar de moda. Pero su popularidad aumento sobre todo después de la prohibición del baile del cancán por obsceno.
Muchos artistas se daban cita en aquel lugar extravagante, como Toulouse-Lautrec, el más fiel de todos, que llenó el cabaret con sus carteles. En la gran sala podemos ver frescos creados por él para una de las más grandes artistas del cabaret: la Goulue. A la derecha de la entrada se encuentran juegos que recuerdan al tema del circo. Una gran rueda llena de nombres que atribuía a cada uno una identidad para toda la noche. Y al fondo, figuran artistas, como la Goulue, Nin Patte-en-l’Air, Aristide Bruant…símbolos de fiesta y libertad.
Aunque las «aspas de Montmatre«, como las llamaban los habitantes del barrio, ya no giran, se mantienen allí desde hace 120 años, y han sobrevivido a dos guerras mundiales. Ha tenido algunas modificaciones, como la reconstrucción en 1922, después del incendio de 1915; o la creación de una tercera sala, donde hoy podemos ver la revista. Pero el molino rojo con sus aspas sigue estando allí, y la decoración interior, nos traslada a la Belle Epoque.
Con el tiempo, los números de danza se convirtieron en revistas. La consagración es en 1963, con la revista Frou-frou, y a partir de ese momento, el director, Jacki Clérico, decide, por superstición, que todas las revistas empiecen por «F», como la actual: Féerie, espectáculo programado hasta 2012.
Actualmente hay números de baile, pero también de canto, magia y humor. Un ventrílocuo que hace hablar al público o una bailarina con una serpiente pitón. Pero la atracción principal siguen siendo las bailarinas símbolo del cabaret a lo largo del tiempo, las llamadas «Chicas Doris» en honor a su fundadora: Doris Haug.
El Moulin Rouge no envejece y todavía hoy constituye uno de los lugares de encuentro para los enamorados de París porque mantiene su encanto y fascina con sus espectáculos.