La Gioconda española en París

La «Gioconda» española, contemporánea de la original, antes y después de la restauración.

La Gioconda de Da Vinci es tal vez el cuadro más popular del mundo. Esta obra cumbre del renacimiento es conocida universalmente, incluso mucho más allá de las fronteras del arte. Los motivos de este éxito son inescrutables. No se trata de la obra más bella de Da Vinci, ni del Renacimiento italiano. No es la más grande, -se trata de un pequeño cuadro de 77 x 53 cm pintado entre 1503 y 1506-, ni la más luminosa. La Mona Lisa fue comprada por el rey francés Francisco I, rey que además de invadir recurrentemente la península italiana para ser capturado, nunca cumplía sus acuerdos y reincidía en sus correrías trasalpinas. Rey al que han de agradecer parte de su fama Francia y el Museo del Louvre. La Gioconda fue retocada numerosas veces por Leonardo Da Vinci, lo que añadido a la maestría de su sfumato, le otorgó su más grande esplendor. Este efecto que se logra al superponer varías capas finas de pintura, reproduce la bruma vaporosa tan común en la Toscana, en Provenza, consecuencia de los cambios de temperatura. Ese sfumato, al difuminar los contornos concede mayor realismo a la pintura, escapando del dibujo excesivamente delimitado que caracterizó al periodo prerenacentista. ¿Será el sfumato de Da Vinci el motivo de la fama mundial de la Gioconda?

Es posible, pero tal recurso fue también utilizado con maestría por Rembrandt, y Velázquez entre otros. Tal vez, además de por sus virtudes técnicas y artísticas, la Gioconda sea famosa por el rocambolesco robo que sufrió en 1911 y por el hecho de que sobre su protagonista se hayan vertido ríos de tinta. No entraremos en ese debate, infructuoso, dejándolo para las revistas de corazón, pero es evidente que la literatura se ha ocupado con profusión de la Mona Lisa.

El caso es que la fama se ha transformado en marketing, y merecida o no sitúa a la Gioconda en la cumbre del merchandising mundial. Por ello desde hace décadas el Museo del Louvre ha hecho de este cuadro una de sus obras principales, reservándole un lugar destacado, mayor el lugar que el cuadro, pero fácilmente visible por la multitud que suele agolparse junto a él.

La “Gioconda española”…

Con este rimbombante y patriótico nombre se conocerá a partir de ahora a un cuadro que ha reposado olvidado y tranquilo durante casi 400 años. Redescubierta y restaurada recientemente, el Museo del Prado ha hallado una joya que poseía sin saberlo. Se trata de una copia, o duplicado, realizado a la par que el original en el mismo taller de Da Vinci. Probablemente alguno de sus discípulos y ayudantes, casi con seguridad varios, participaron en el cuadro. Una manera de aprender y de intentar emular al maestro. Después el fondo fue tapado y el cuadro se olvidó en los fondos de la corona española.

Siempre ha pertenecido a las colecciones reales españolas, hay referencias desde 1666, pero sólo en 2010 cuando fue prestado al Museo del Louvre se descubrió el origen y valor del mismo. Restaurado y limpiado su fondo original reapareció y los materiales del marco, la madera, la tela y las pinturas permitieron datarlo como contemporáneo a la obra original de Leonardo. Existían múltiples copias de la Gioconda, pero ninguna tan antigua ni mucho menos contemporánea del original.

El cuadro es mucho más luminoso y brillante que el original pero carece del sfumato mágico del que hablábamos antes, lo que le resta calidad, la calidad de Da Vinci.

La «Monal Lisa» original a la izquierda y la del Museo del Prado a la derecha.

… expuesta en el Louvre.

La buena relación entre el Museo del Louvre y el del Prado se plasmará en la exposición: La última obra de Leonardo da Vinci. En esta muestra que se abrirá el 29 de marzo y que durará hasta el 15 de junio de 2012 podremos contemplar ambas obras y otras del autor renacentista. Después en junio la Gioconda española retornará a la capital española para integrar la colección permanente de la pinacoteca madrileña.

Así pues, ya sea en París o en Madrid, los amantes de la pintura renacentista, de Da Vinci y de los misterios, más o menos fútiles de la Mona Lisa, disfrutarán de esta nueva obra de la pintura universal o del marketing. Desgraciadamente hoy es imposible separar el valor intrínseco, artístico de un cuadro, de un libro, una canción, de la carga mediática y de la publicidad que lo engrandece, lo minimiza o lo destruye. Sean críticos y juzguen por si mismos.

©Íñigo Pedrueza para blog-francia.com

Fechas:

En Madrid hasta finales de marzo de 2012.
En París en el Museo del Louvre entre el 29 de marzo y el 15 de junio.
En Madrid, de nuevo en el Museo del Prado a partir de finales de junio de 2012.